La multinacional Whirlpool ha tomado la decisión de reducir su personal y eliminar un turno de producción en su planta ubicada en Pilar, inaugurada hace dos años. Este recorte afecta al menos a 60 trabajadores de los 400 que conforman actualmente la fuerza laboral de la empresa instalada en Fátima.
El contexto de este ajuste se enmarca en una notable disminución del consumo en el mercado local y en un proceso de reestructuración a nivel global. Esta situación, que refleja una fuerte crisis económica, se suma a otros casos similares, como los despidos en la planta de Mabe en Luque, Córdoba, y en la fábrica de motores eléctricos WEG, también en Córdoba.
Hace unos días, la firma, con sede en Estados Unidos, anunció la reducción de mil puestos de trabajo en diferentes sucursales alrededor del mundo como parte de un plan de reducción de costos y reorganización. Juan Carlos Puente, director de Whirlpool Latam, explicó que este proceso responde a una descentralización de operaciones y a la búsqueda de oportunidades de alto crecimiento y rentabilidad.
En Pilar, esta medida se tradujo en la reducción de dos turnos a uno en la planta, así como en recortes gerenciales y una reorganización general de la fábrica. Los trabajadores del turno tarde han sido reasignados en su mayoría al turno mañana, mientras que la segunda línea de producción se ha enfocado en tareas de soporte y producción plástica.
Diego Espeche, secretario de organización de la UOM y titular de la seccional San Miguel, informó que inicialmente se contemplaba el despido de más del 50 por ciento de la planta, pero se acordó no renovar 60 contratos eventuales y aplicar suspensiones a los empleados efectivos en lugar de despidos masivos.
La medida ha generado preocupación entre los trabajadores y sindicatos, evidenciando los desafíos económicos que enfrentan tanto las empresas como los trabajadores en el actual contexto nacional.
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