Hace unos días, el comunicador social pilarense José Alberto “Beto” Pinheiro publicó en Facebook una foto del frente de un histórico comercio de Pilar. Se trata de la fachada de la que durante décadas fue la carnicería “El Águila”, ubicada en Rivadavia al 900, pleno casco céntrico de la ciudad. El lugar es muy conocido, ya que su ornamentado frente remata en una figura del ave que dio el nombre al negocio.
La edificación data del año 1917 y fue construida por el constructor Domingo Topazzini. La propiedad pertenecía entonces a Jacinto López y pasando por varios arrendatarios siguió en el rubro hasta 1975. Muchos pilarenses recuerdan aun hoy a dos de sus más destacados carniceros: Lemos y Aguilar.
A partir del cierre, el local fue alquilado varias veces con los más diversos rubros. Desde entonces, comenzó la preocupación por el destino que se le daría a tan particular fachada, con el claro temor vecinal de que en algún momento alguien decidiera hacer reformas en la marquesina, destruyendo un patrimonio cultural edilicio único e irrepetible, como ya venía sucediendo con otras construcciones históricas del viejo Pilar.
Hubo que esperar hasta 2014 para que por iniciativa del entonces concejal Gustavo Trindade, el Municipio promulgara la ordenanza 37/14 estableciendo la protección de los edificios históricos del distrito. Trindade basó los considerandos de la ordenanza en el espíritu de la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, en su 17º reunión celebrada en París en 1972, donde se hace mención a que “el patrimonio cultural y el patrimonio natural están cada vez más amenazados de destrucción, no sólo por las causas tradicionales de deterioro sino también por la evolución de la vida social y económica que las agrava con fenómenos de alteración o de destrucción aún más temibles”, considerando que “el deterioro o la desaparición de un bien del patrimonio cultural y natural constituye un empobrecimiento nefasto del patrimonio de todos los pueblos del mundo”.
Lamentablemente, a partir de su promulgación, ningún gobierno municipal creó un organismo consultivo o área que definiera los edificios a proteger, no solo en el caso céntrico de la ciudad de Pilar, sino también en las localidades donde hay construcciones añosas que podrían entrar en ese rango.
El tema si interesó a la Junta de Estudios Históricos de Pilar que ese mismo año presentó a la Secretaria de Planeamiento del Municipio un minucioso trabajo denominado “Patrimonio Histórico y Cultural del Partido de Pilar: Pilar Centro y Localidades”, donde se hace mención a que “es imperativo otorgarle al distrito una inclusión en su código de planeamiento urbano y ambiental de un lineamiento claro y posible acerca de la preservación de su patrimonio histórico que corresponde a aquellos bienes cuyo valor y significancia histórica son innegables para el distrito, y cuya reglamentación debe incluir una ordenanza para cada uno en particular. En ella se analizará la conservación original del edificio o sitio, las probables exenciones impositivas y restricciones de uso”.
El informe incluye un relevamiento realizado por la Junta en el casco histórico de la ciudad y en el de algunas localidades donde se sugieren varios edificios a preservar. Sin embargo, poco se ha hecho al respecto, salvo algunos casos puntuales, donde participó también Gustavo Trindade, cuando fuera presidente del HCD pilarense. Es así como se pudieron preservar los frentes de la ex “Galería Rosa” en San Martin e Hipólito Yrigoyen, el solar de la localidad de Zelaya conocido como “Almacén de Ramos Generales”, donde funcionaran la Escuela Nº 12 “Martín Miguel de Güemes” y posteriormente la delegación municipal, además del entorno y construcciones de la denominada “Posta Empalme en Fátima”.
Consultado por Resumen sobre el tema de la fachada de la excarnicería “El Águila”, el político pilarense residente de Manzanares opinó que “lamentablemente venimos de administraciones municipales que designan en áreas específicas a personas que no son pilarenses ni viven en Pilar y a los que no les importa la historia de nuestro distrito –enfatizó-. Quienes terminan su horario de trabajo y regresan a sus hogares en Capital Federal u otras zonas del Gran Buenos Aires. No se cuida lo que no se ama y no se ama lo que no se conoce”.
El exedil hoy reconoce que desde el llano es difícil elaborar proyectos que sean tenidos en cuenta por el Ejecutivo. “Tendría que tomar la posta algún concejal y reactivar el tema entre sus pares –opinó- para un ciudadano común es muy difícil que se le tenga en cuenta algún pedido al respecto”.
Mientras tanto la publicación de la foto en redes sociales subida por Beto Pinheiro con la frase “Hacerlo Patrimonio del casco histórico pilarense. ¡Que no se pierda por favor!”, promovió múltiples muestras de adhesión. A continuación reproducimos algunos de los comentarios.
“Que así sea. Pilar ya perdió mucha identidad. Es lamentable, pero suele pasar. Se pretenden cambios con intención de progreso, pero no se sabe apreciar el valor histórico, tal vez por desconocimiento de los sucesos, o por desinterés” (Patricia Catania). “No se debe perder una de las pocas obras que quedan que debemos proteger del patrimonio pilarense” (Elba Méndez). “A cuidarlo como cuidan a sus frentes en otros pueblos, mientras acá en Pilar los destruimos. Si a restaurarlo y dejarlo como parte de nuestra historia” (Enrique Avelino Marcos). “Un buen lugar para recuperar, armar un museo y cuidarlo” (Guillermo Lorenzo).
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