La vida de Guadalupe cambió por completo luego de que un accidente en su adolescencia la llevara a estar hoy en silla de ruedas con espasticidad, una condición neuromuscular que hace que sus músculos estén constantemente tensionados, impidiendo mover sus articulaciones y comprometiendo el habla.
Ese difícil camino comenzó hace más de ocho años, y desde entonces la joven ha recorrido diferentes terapias cada semana para mejorar su calidad de vida. Pero no fue hasta el año pasado que se encontró con lo que venía buscando hace tiempo.
Tal como lo contó su madre Teresa, una noche Guadalupe comenzó a llamarla a los gritos y ella saltó de la cama preocupada por lo que pasaba, pero la emoción de su hija se debía a que había visto un reportaje en televisión sobre un centro de rehabilitación y equinoterapia en Pilar, cerca de su casa.
No dudó en decirle a la madre “esto es lo que yo quiero hacer”, y así fue como llegaron al espacio local llamado El Granero, cuyos fundadores conocieron esta terapia a raíz de la discapacidad de su pequeña hija y al ver los grandes resultados buscaron replicarlo para ayudar a otras familias.
Luego de contactarse con el centro, Guadalupe solo tardó una semana en subirse a un caballo por primera vez desde su accidente. Hoy, a sus 25 años, nota los cambios favorables de la equinoterapia y admite estar feliz de poder hacerlo.
“Me relaja mucho y me está ayudando a aflojar los músculos. Salgo de acá contenta, siento mucho el cambio en mi cuerpo, me siento relajada”, señaló la joven.
Por su parte, la terapeuta que la acompaña, Gabriela, sostuvo: “El movimiento del lomo del caballo le ayuda a despertar los músculos de su tronco, Guada hoy está mucho mejor alineada en la sesión de equinoterapia y después en su silla. Está durmiendo mejor. Es muy gratificante”.
Asimismo, indicó que esta “es una terapia muy enriquecedora para el paciente y para la familia”. Y así también lo ve la madre de Guadalupe, quien agregó que “los beneficios de la terapia no son solo a nivel motor, sino que también son a nivel espiritual. De acá sale feliz, le ayuda a relajarse, le ha cambiado el humor y le ayuda al alma”.
En cuanto a El Granero, este centro de rehabilitación y equinoterapia ofrece un espacio terapéutico y de recreación rodeado de naturaleza, y eso permite que sea una experiencia enriquecedora no sólo para Guadalupe, sino también para los demás pacientes y familiares que hacen sus terapias semanalmente ahí.
Además de equinoterapia, cuenta con terapia ocupacional, kinesiología, fonoaudiología, psicopedagogía, musicoterapia, psicología, osteopatía. Finalmente, también ofrece clases de equitación inicial para niños y talleres para jóvenes y adultos con discapacidad.
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