Jueves 25 de Abril de 2024

“No es fácil armar un grupo scout, pero más difícil es mantenerlo”


  • Domingo 01 de Marzo de 2020
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  Juan Carlos Albers ingresó siendo aún adolescente, con los años consolidó su relación con Dorys Freire, también de la familia scout de la Houssay,  a partir de ese momento su compañera de toda la vida. Ambos, acompañados por su familia, dedicaron buena parte de su existencia a mantener en pie la agrupación scout pionera en Pilar que este año estará festejando el  cincuentenario de su creación, de la mano del recordado párroco José María Jaime. Buena ocasión para recorrer la vida de este pilarense ‘siempre listo’ para preparar a futuras generaciones de pilarenses con las consignas y filosofía scout. El mismo se define en las redes sociales como “Nacido, criado... y si sigo así muerto en Pilar. Scout desde 1970. Amante del aire libre, la pesca deportiva y la vida sana. Casado, dos hijos y jefe del Grupo Scout de Pilar”. “Estamos con todas las ganas de festejar el año del 50º aniversario del grupo Bernardo Houssay en Pilar, junto a tantos chicos y adultos que han pasado por nuestra casa en todos estos años -comentó al comienzo de la entrevista Albers-. Ingresé al grupo a los 10 años como ‘lobato’, después tuve un período en que me fui del grupo, me fui a otra agrupación, la Mariano Necochea que funcionaba al fondo de Camilo Costa y Uruguay. Después volví a la Houssay ya instalada en la sede que tienen en Fragata La Argentina en Villa Verde”. ¿Qué recordas de aquellas primeras épocas en que ingresaste al grupo?
La mayoría de los pilarenses de esa época fueron scouts, todos los que tenían entre 7 y 21 años, lograron pasar por las filas de la Houssay”
Mis papás eran conocidos del padre José María Jaime. El venía al campo de mis padres a tocar la guitarra, era un muchacho muy jovencito, recién ordenado sacerdote que había asignado la diócesis acá en Pilar, así que se había hecho amigo de la poca población que residía en esa época en la ciudad. A raíz de ese conocimiento es que cuando el padre José María decide armar el grupo scout junto con otras personas de la localidad que habían participado en algún momento en otros grupos como Mariano Freire –quien sería con el tiempo mi cuñado-, Lito Garobi, el recientemente fallecido Emilio Guevara, junto con otros destacados pilarenses, como Walter Turco y los hermanos Laplaca. Cuando mis padres se enteraron, me mandaron tranquilamente porque confiaban en el padre. Yo tenía dos hermanas mayores que ya estaban casadas y con hijos, por lo que fui el primer integrante de mi familia en ingresar al grupo, donde conozco a Dorys Freire y con quien con el tiempo formamos una familia. Su hermano Mariano y sus hijos Fredy y Gerardo habían actuado en un grupo que funcionó en el barrio Vicente López –el Mariano Necochea- es con ellos que comienzo de nuevo a participar del movimiento scout, después de un breve alejamiento, por razones personales y familiares. En un momento con mucho dolor de todos sus integrantes se cierra el grupo por cuestiones económicas. El tiempo pasa, nuestros hijos crecen y nos preguntan por qué no los enviamos a un grupo scout ya que ellos habían crecido con canciones, juegos y dinámicas que se hacen en el movimiento scout, más nuestros propios comentarios sobre la época vivida y los lindos recuerdos que siempre teníamos de haber pasado por un grupo scout. La mejor respuesta fue mandarlos a la Bernardo Houssay, donde nosotros habíamos comenzado. Es así que en el 96 reingresamos todos al grupo en el que estamos hasta ahora. ¿Dónde comenzaron sus actividades? El padre José María cede parte de las instalaciones atrás de la iglesia, recuerdo que en el lugar había una cancha de básquet donde en uno de sus aros tenía la inscripción ‘Wembley’, emulando el estadio de Inglaterra. En ese lugar nos cedieron el espacio para armar nuestras ‘casuchas’ y de esta manera que las ‘patrullas’ y las ‘manadas’ pudieran tener su espacio. En esa época estaban como instructores en la manada, Antonio Marschall, Pedro Charreun, Mariano Freire –ambos fallecidos- y el ya mencionado Lito Garobi.
Haber llegado a estos 50 años es el resultado del esfuerzo de un montón de adultos que en su momento pusieron su granito de arena, siendo o no scouts”
Fue una época gloriosa para la agrupación ya que había dos manadas integradas cada una por más de 30 chicos. La tropa en ese momento que ahora se denomina unidad scout, era impresionante también la cantidad de chicos que tenía; para tener una idea de la dimensión, los rovers que siempre tiene menos integrantes dentro de un grupo, en esos años contaba con más de 35 integrantes de entre 17 y 21 años. La mayoría de los pilarenses de esa época fueron scouts, todos los que tenían la edad de entre 7 y 21 años, lograron pasar por sus filas. Inclusive el padre José María con muy buen tino, había permitido que las chicas también ingresaran al grupo. En ese momento la institución nacional del scoutismo argentino no tenía rama femenina y permitió que se creara la Asociación Guías Argentinas, para poder albergar a las chicas, convirtiéndose en un pionero con esa importante decisión que creó un precedente en el país. ¿Cuándo se mudan a la actual sede en Villa Verde? Luego de estar en la Parroquia, pasan por un breve período donde la agrupación estuvo en una casona vieja en la calle Lorenzo López, frente a donde estaba la comisaria vieja, cerca de donde hoy está la Iglesia Universal. Luego se logró que les cedieran estos lotes sobre la Avenida Fragata La Argentina en Villa Verde, donde funciona actualmente la sede del grupo. Cuando yo me reintegré en el año ’96, había en el lugar ya algunos locales que con mucho esfuerzo se habían construido: el local de la manada de 5 por 4 metros, una pequeña cocina y los baños. Con los años se pudo remodelar, ampliar  los lugares, se hicieron dos locales mas para las ramas mayores y un tinglado que une los dos sectores. Hoy necesitamos conseguir y esperamos que alguien nos pueda donar, un container a fin de contar con un lugar seguro donde poder guardar lo que para nosotros es valiosísimo que son carpas, hachas, machetes, sogas, garrafas, todos elementos que se usan en nuestros campamentos. Durante estos años hemos sufrido varios actos vandálicos y saqueos, por eso necesitamos  un lugar seguro para guardar nuestras cosas. Con Dorys te une relación muy especial a partir precisamente del scoutismo.
Hoy la sociedad es rápida y si las cosas no suceden en los próximos 30 segundos, se  cambia a otra cosa. El movimiento scout propone un proceso algo más lento”
Cuando el grupo Houssay se forma, ella fue la que hizo los primeros pañuelos que usaron  los integrantes de la agrupación. Nunca estuvo dentro del movimiento scout, pero siempre si estuvo apoyando como muchos padres la causa scout. En esa época de los años ’70 los padres colaboraban muy asiduamente en todo lo que tenía que ver con la logística del grupo, ya que no solo se necesitan adultos para estar con los chicos, sino también gente que consiga lugares de campamento, transporte, alimentos, material de acampe; todo lo que tiene que ver con la parte campamentil que disfruta el chico, que se da en cuatro o cinco ocasiones durante el año, pero que lleva mucho esfuerzo y recursos que es lo que mas hace falta en una agrupación scout para su mantenimiento. No es fácil armar un grupo scout, pero más difícil es mantenerlo. Los grupos scouts son cíclicos, hay veces que están muy comprometidos y activos con la sociedad, pero todo depende de las personas que lo componen y como esto es un voluntariado, los voluntariados suelen desgastar a las personas, ya que no hay otra gratificación por la tarea que se desempeña, que la de colaborar en la evolución del chico o de la chica que ingresa al grupo. No hay ningún tipo de retribución ni reconocimiento en lo económico y hasta en lo social, porque la sociedad a veces nos trata en forma peyorativa, por ahí por la vestimenta que usamos o los valores que intentamos transmitir. Hoy en día la sociedad es rápida y si las cosas no suceden en los próximos 30 segundos, se  cambia a otra cosa. El movimiento scout propone un proceso algo más lento, más  profundo y eso no se puede hacer en poco tiempo. A veces se tarda mucho en obtener los resultados deseados y hay personas que no comprenden ese proceso y pretenden resultados milagrosos o relámpago. No deben olvidar que los chicos ingresan al grupo cuando tienen 7 años y nosotros los despedimos con todos los honores a los 21, así que es un proceso muy largo, teniendo en cuenta que solo tenemos tres horas por sábado, es decir cuatro sábados por mes o sea que son apenas 120 horas al año que estamos con los chicos y a cada uno se lo trata en forma individual ya que lo que nos importa es el individuo y potenciar sus habilitadas naturales y agregar algunas otras para que puedan desarrollarse plenamente y vivir más felices. Hay personas que dedican todo de sí para poder hacer que el movimiento o su grupo funcionen, con todo lo que ello implica. Hay planificaciones, recursos que conseguir. Por supuesto también hay conflictos dentro de un grupo scout, ya que está integrado por personas que pensamos diferente. Pero debemos pensar en buscar el bien común y el bien común son los chicos. Hay veces que hay adultos que no piensan de la misma manera y se producen roces, que llevan a desgastes. Hay veces que no se compatibilizan determinadas personalidades, pero el esfuerzo que hacen todos los dirigentes en un grupo es loable, ya que a veces el adulto que cumple alguna función dentro del grupo va hasta en contra de su familia, de su trabajo, para que finalmente esas tres horas por semana en que los chicos hacen actividades, puedan percibir una diferencia entre una tablet, un shopping, el estar una tarde sin hacer nada con pasar un rato de amena diversión y aprendizaje de normas de vida dentro de un grupo scout.
La sociedad a veces nos trata en forma peyorativa, por ahí por la vestimenta que usamos o los valores que intentamos transmitir”
No sé si en el fondo, hay un secreto o algo determinante que justifique los 50 años de permanencia del grupo scout Bernardo Houssay, me parece que es el resultado del esfuerzo de un montón de adultos que en su momento pusieron su granito de arena, siendo o no scouts, porque en el grupo también tenemos gente que en forma desinteresada aporta su conocimiento de lugares donde se pueda ir a acampar o algún tipo de subsidio o aporte que nos permite seguir subsistiendo. En una época hemos recibido subsidios de la Municipalidad de por ejemplo mil pesos, que en ese tiempo significaba para nosotros mucha plata, pero creo que fueron no más de tres en 25 años. También hay personas que en forma anónima deciden pagarle el campamento a algún chico que no tiene los recursos para hacerlo. Por eso creo que el único secreto está en contar con adultos comprometidos para poder brindar momentos de su vida a otros de forma desinteresada. Yendo a la actualidad del grupo, el campamento anual se realizó este año en la Isla Martín García. Nosotros cuando proponemos el campamento hay veces que lo hacemos con los chicos mismos para determinar el lugar ya sea en sierra, montaña, río, lago o mar. La elección se hace a través de juegos, donde podemos percibir donde quieren ir los chicos ese año. Después los adultos proponen en el Consejo de Grupo los probables lugares de campamento donde se pueda albergar a todos los chicos que llevamos, con las características que nosotros llevamos, por ejemplo teniendo en cuenta que los grupos mayores necesitan un lugar para hacer sus propias comidas durante la estadía. Lugares para que los más chiquititos de 7 años puedan vivir un campamento sin ningún tipo de necesidad y que al mismo tiempo sea desafiante y con un tono de aventura para los más grandes. El rango etario que se maneja es muy diverso y tiene que poder conformar a todos los integrantes del grupo. En este campamento a la Isla Martín García viajaron  alrededor de 35 chicos. Este viaje se financió como siempre ‘todo a pulmón’, haciendo polladas, rifas, algunos pudiendo pagar su campamento, pero la mayor parte este año fue con el esfuerzo de los propios chicos. Habíamos lanzado una rifa de un costillar y un pernil de cerdo, creo que el número salía 200 pesos, de los cuales 100 pasaban a una cuenta de la persona que lo había vendido y hubo chicos que de esta manera se financiaron todo el campamento. Antes del viaje se hizo lo que nosotros llamamos una ‘avanzada’ a fin de comprobar si realmente la propuesta que salió favorecida era la más apta, lo que implicó ir hasta el lugar, ver los temas de seguridad, de sanidad, es decir si había algún lugar cercano para la atención de los chicos en caso de que sea necesario. Por supuesto también nos acompañó un grupo de padres que colaboró en la cocina para las ramas menores aunque a veces cuando llueve tienen que cocinar para todos. Por eso siempre agradecemos la predisposición de estos adultos que este año tuvieron como ejemplo a Claudia, Nancy, Julián, que colaboraron en la cocina y tuvieron la responsabilidad de darnos de comer a todos en tiempo y forma. Es toda una responsabilidad el cuidado en todos los aspectos de un grupo que tiene chicos de 7 a 21 años de edad. Nosotros pertenecemos a la Asociación Scout de Argentina, que tiene muy grabada a fuego la parte de seguridad de los grupos, tanto en los encuentros de los sábados como en las salidas de campamento, ya que sabemos que en cada salida no llevamos objetos, sino seres humanos muy queridos por todos, por lo que la responsabilidad es muy grande. La asociación nos pide que haya un adulto cada seis chicos en las ramas menores y un adulto cada ocho en las mayores. Dentro de esos adultos debe haber además gente capacitada para poder cubrir cualquier contingencia, ya sea de seguridad o de prevención, ya que precisamente, una de las premisas en la parte seguridad es la prevención, por la que se debe prever que es lo que haríamos si sucediera determinada situación. Es un entrenamiento que hacemos en presencia de los chicos para saber que se haría en determinada situación, por eso la responsabilidad de los adultos en un grupo scout es muy grande. En cuanto a la disciplina también se imparte a través del juego. Los mismos chicos hacen sus propias reglas de juego y tienen que estar todos de acuerdo con lo que se pacte. Al que no está de acuerdo hay que convencerlo de alguna manera. Los festejos de las Bodas de Oro de la Agrupación comienzan en marzo. Tenemos el deseo de que cuando inicien las actividades podamos promover lo que denominamos el “Año del Cincuentenario del Grupo Scout Bernardo Houssay” y poder hacer todos los meses alguna actividad para poder tener a toda la comunidad pilarense presente en alguna de ellas. Por eso en breve ya vamos a difundir todo el programa de actividades que pensamos organizar durante todo este año en relación al festejo. Esperemos salga tan bien como cuando organizamos en 2007 en el predio de Bianea, el festejo en Pilar de los 100 años del movimiento scout en el mundo. Fue algo muy lindo, que planificamos durante todo el año anterior. Hubo un ‘galpón de los recuerdos’, un fogón hermosa y mágicamente encendido durante toda la celebración, con un escenario por donde pasaron scouts de todo el país. La gente fue rotando durante todo el día y cerramos con el fogón a la noche. Recuerdo personas que se acercaron, como el recientemente fallecido Roberto Airoldi, Tosto, el scout Martínez, que fue uno de los primeros scouts en Pilar y fue un momento muy emotivo ya que fue uno de los pioneros y  nos recordaba la época en que las agrupaciones se llamaban ‘compañías de boy scouts’ y usaban birretes.
Los elementos del método scout, brindan herramientas a los chicos para que sean artífices de su propio destino”
Queremos de alguna manera homenajear a todos los que pasaron en estos 50 años. Para ello el trabajo de investigación ya comenzó, es una labor de hormiga buscar a las personas, recordar quienes eran, donde estaban, que función cumplían, lo que implica en muchos casos ir casa por casa buscando a las personas que pasaron por el grupo. Sin dudas esto va a ser un trabajo arduo pero que valdrá la pena por todos los que pasaron por las filas de la Bernardo Houssay. ¿A nivel dirigencial hay un recambio generacional en el grupo? De hecho es una cosa que sucede permanentemente, hay personas que se involucran mucho,  otras en menor medida y están las que pasan por el grupo y descubren que no es para ellos, que es mucha la exigencia o que pensaban que era de otra forma. El Jefe de Grupo va rotando cada tres años, determinándose la persona que va a asumir la responsabilidad en una reunión del Consejo del Grupo que está integrado por dirigentes activos y padres representantes de cada uno de los grupos etarios. En marzo comienzan las actividades del grupo. ¿Cuando pueden acercarse los padres a inscribir a sus hijos? Yo les diría a los padres que ingresar al movimiento scout es algo maravilloso que vale la pena ser vivido. Se viven experiencias que no se ven en otro ámbito porque los elementos del método scout, brindan herramientas a los chicos para que sean artífices de su propio destino. Los adultos estamos para velar por su seguridad pero ellos deciden lo que quieren hacer, cuando lo quieren hacer y como lo quieren hacer. Hay veces que son cosas que a algunos padres no les agrada porque son chicos que empiezan a pensar y a decidir qué es lo que quieren y como lo quieren. Pero a través del juego que es nuestra herramienta más grande, ellos aprenden a responsabilizarse por lo que deciden y tratan con sus recursos y sus medios llevar a cabo lo que se propongan. Nosotros estamos para ofrecerles el espacio, la seguridad, el estimulo. El movimiento scout es un lugar muy democrático, los chicos van a hacer como quieran ser, nadie los va a juzgar y en un grupo scout pueden vivir la aventura, la fantasía, el compromiso, la amistad; valores que vienen de la familia. Nosotros a través del juego tomamos esos valores inculcados,  tratamos de estimularlos y desarrollarlos. Por eso si quieren arrimarse, nosotros iniciamos las actividades en marzo, de 15 a 18 en Fragata la Argentina 1280, Villa Verde. ¿La familia Albers va por su cuarta generación en el scoutismo? Si, esto es un orgullo personal ya que si bien nosotros comenzamos hace mucho tiempo y tuvimos que hacer muchos módulos de formación para estar capacitados en diferentes habilidades, Elisa y Laureano, mis hijos, han logrado su formación, ambos son ‘insignia de madera’, que son dos taquitos de madera que van atados de un cordón al cuello y  tienen mucha mística; conseguirlos  significan un logro muy loable y sacrificado para nosotros los scouts ya que nos permite poder salir con chicos, ir de campamento, bajo la supervisión de jefes y dirigentes. A medida que uno se va especializando y logrando otras responsabilidades dentro del movimiento le van entregando otros tacos, el tercero permite instruir a otros dirigentes y el  orgullo para mi familia es que mi hija Elisa es ‘cuarto taco’ que le permite ser instructor de instructores. Tengo también a mi nieto Nicolás que tiene 5 años, esperando con ansias que cumpla los 7 para ingresarlo al movimiento scout. Lo que nos sabemos es a qué grupo va a ir, porque mi yerno pertenece al Grupo General Lamadrid de San Miguel, así que es tema actual de debate familiar. Lo mas probable y lo estamos negociando, es que cuando tenga que ingresar a la ‘manada’ lo haga en San Miguel y que cuando sea scout venga a la Houssay. El tiempo, Dios y el propio Nicolás tendrán la decisión final. Oscar Orlando Mascareño

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