Está orientado a habitantes de barrios de escasos recursos de Derqui, y lo lidera el profesor de marketing Reynaldo Rivera, quien con su trabajo de campo logró reducir el comportamiento violento de niños en El Salvador.
Luego de que el trabajo de campo diseñado y liderado por un profesor de la Universidad Austral redujera notablemente el comportamiento violento de niños y jóvenes en cinco ciudades de El Salvador, un país con una de las mayores tasas de violencia en el mundo, llega el turno de trabajar en el ámbito local, y el desafío será elevar la inserción social de los habitantes de barrios de escasos recursos de Presidente Derqui.
Se trata del profesor Reynaldo Rivera, quien en 2015 comenzó con un trabajo de campo en El Salvador, un país que tiene la cuarta tasa más alta de asesinatos en el mundo (41,2 cada 100.000 habitantes), y donde las maras (violentas pandillas centroamericanas) marcan los límites entre los barrios y las ciudades.
Dicho trabajo culminó en 2018 luego de realizarse sobre niños y jóvenes de las localidades más grandes del país. Fueron evaluados casi 1.300 chicos, y los resultados demostraron que el 38 por ciento redujo sus comportamientos violentos, mientras que el 75 por ciento disminuyó su contacto con las maras y el 13 por ciento dejó de asistir a la escuela con armas blancas.
El desafío en Argentina
Reynaldo Rivera es profesor titular de marketing de la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral, y asegura que ahora el desafío está en casa. Actualmente lidera un trabajo de marketing social en barrios de Derqui como Monterrey, Sarmiento, Las Lilas y El Bosquecito, donde casi la mitad de la población está por debajo de la línea de indigencia y casi un tercio por debajo de la línea de pobreza, y más del 50 por ciento no cuenta con capacidades para generar ingresos.
Hasta el momento se han realizado encuestas y entrevistas con 153 familias que permitieron identificar tres áreas críticas de desarrollo humano: falta de competencias que faciliten la inserción laboral o capacidad emprendedora, falta de infraestructuras que faciliten las relaciones interpersonales (veredas, parques, centros comunitarios) y baja interacción interpersonal.
“Los datos indican que la pobreza y la violencia de ese sector del conurbano son consecuencia de factores que pueden mejorarse a través de modelos integrales como el implementado en El Salvador”, explica Rivera.
De esta manera, con los resultados que arrojó la muestra, una empresa de desarrollos inmobiliarios y dos ONGs, trabajarán durante dos años a nivel individual, familiar y barrial para generar competencias relacionales, capacitaciones en oficios, redes de comercialización y emprendimiento, y participación en el diseño e implementación de políticas públicas orientadas a la mejora de las infraestructuras del barrio.
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