La pobreza alcanzó al 43,1% de la población, más de 17 millones de personas, mientras que la indigencia se ubicó en el 8,1%, de modo que afecta a 8,5 millones de argentinos, de acuerdo al último informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA).
Según los datos del tercer trimestre de 2022, la indigencia se redujo en un poco menos de un punto porcentual con respecto al año pasado, mientras que la pobreza aumentó casi un punto porcentual con respecto al 2021.
Eso sí, sin los programas de ayuda social del Estado, la indigencia hubiera alcanzado al 20% y la pobreza al 50%. Y en esa línea se precisó que el 40% de los hogares donde vive el 50% de la población fue asistido por algún programa oficial o complementario.
Si los números se observan con detenimiento, en 2011 la pobreza era del 31,8% y la indigencia del 5,7%. En 2019, al final del Gobierno de Mauricio Macri, estas tasas eran del 39,8 y el 8,4%, respectivamente; luego, con la pandemia y la cuarentena, subieron al 44,7 y 9,8% en 2020.
“Ni las políticas de liberalización económica, ni las políticas de asistencia social son suficientes por sí solas para promover un modelo de desarrollo equilibrado en lo productivo y en social, con capacidad de incluir en un mismo proyecto político-económico a los agentes productivos, a los sectores del trabajo y al Estado, integrando social y laboralmente a la sociedad de los excluidos al modelo social”, sostuvo el trabajo del Observatorio de la Deuda Social de la UCA.
Asimismo, se marcó que la tasa de pobreza se amplía con “sectores de la clase media baja que han pasado a conformar una nueva capa de nuevos pobres”. Y el estudio explicó que, si para medir la pobreza se mensura el acceso a la salud y la alimentación, a la educación, a la vivienda, a los servicios públicos, al trabajo y a un hábitat saludable, entre 2010 y 2022, casi sin cambios relevantes, el 70% de la población estuvo afectado en al menos uno de estos derechos fundamentales”. En tanto, el 48% en al menos dos ellos y el 30% en tres o más.
“En términos poblacionales, esta última cifra implica que al menos 13 millones de argentinos sufren de una exclusión severa en acceso a bienes y servicios de inclusión social”, afirmó. A su vez, consideró que, si la Argentina logra dominar la inflación y ubicarla en menos de un dígito, la pobreza podría bajar entre 10 y 15 puntos porcentuales.
En la etapa posterior a las restricciones por la cuarentena se observa un incremento del porcentaje de personas que realizan un trabajo doméstico intensivo no remunerado, alcanzando en 2022 al 64,6% de la población de 18 años y más.
En 2022, a pesar de la generación de puestos de trabajo, la tasa de desocupación se ubicó en el 8,7% de la población económicamente activa que, sumada al 23% de personas ocupadas en el sector micro-informal de la estructura productiva, nos indica que aproximadamente 7,4 millones de personas presentan problemas de empleo.
En 2022, el 31,7% de los integrantes de la población económicamente activa presenta graves problemas de participación en el mercado de trabajo (desocupación o subempleo inestable). Este segmento laboral constituye un problema sistémico que crece de manera constante desde 2011-2012 (más de 10 p.p.), aunque baje el desempleo abierto.
El informe señaló que “en los hogares pobres, menos de 2 de cada 10 trabajadores logran acceder a un empleo pleno, mientras que, en los hogares no pobres, aunque en descenso, más de 5 de cada 10 trabajadores lo logra”. (DIB)
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