La Sala III de la Cámara Federal de Casación Penal confirmó la condena contra Alexa Souto Moyano, la última acusada por el secuestro y asesinato de Matías Berardi, el adolescente de 16 años que fue raptado en Del Viso y ejecutado en septiembre de 2010. Con los votos mayoritarios de los jueces Javier Carbajo y Daniel Petrone, el tribunal sostuvo la pena de seis años y ocho meses de prisión impuesta en noviembre de 2022 por el Tribunal Oral Federal N.° 3 de San Martín, en el segundo juicio que afrontó la joven.
Souto Moyano era menor al momento del crimen y había sido absuelta en el primer juicio de 2013. Sin embargo, en 2016 esa decisión fue revocada, y el segundo debate la encontró culpable como coautora del delito de secuestro extorsivo agravado, por haberse cometido con armas de fuego, en perjuicio de un menor de edad y con intervención de varias personas. Actualmente cumple prisión domiciliaria, monitoreada con tobillera electrónica.
“Fue un proceso muy largo, doloroso. Nuestros abogados hicieron un gran trabajo, nos apoyaron y la justicia nos escuchó”, expresó María Inés Daveiro, madre de Matías, al conocerse el fallo. “Siempre estuvimos seguros de la participación y la responsabilidad que tuvo Alexa. No por venganza, sino buscando la verdad y la justicia, para honrar la memoria de Matías", agregó.
La decisión de la Cámara Federal fue adoptada tras analizar los recursos interpuestos tanto por la defensa como por la querella. Mientras los representantes de la familia Berardi, Eduardo Durañona y Santiago de Jesús, pedían una pena de 20 años de prisión y la inmediata detención de Souto Moyano, su defensa insistía en la absolución o, subsidiariamente, en una pena menor de cumplimiento condicional.
El juez Carlos Mahiques votó en disidencia, al considerar que la condena carecía de fundamentos sólidos y que las pruebas eran insuficientes. A su criterio, la sentencia del TOF seleccionó de manera arbitraria la evidencia, omitiendo elementos que podrían haber favorecido a la imputada. Mahiques destacó que registros escolares y testimonios ubicaban a Souto Moyano en la escuela en el horario en que se habría desarrollado el cautiverio, y propuso su absolución por el principio de presunción de inocencia y el in dubio pro reo.
No obstante, Carbajo y Petrone coincidieron en validar la condena. Ambos magistrados sostuvieron que la prueba reunida demostraba que Alexa Souto Moyano tuvo un rol activo en la vigilancia de la víctima durante el cautiverio, en coordinación con otros miembros de su familia. En la investigación original, se sospechaba que la joven fue una de las mujeres que ayudó a recapturar a Matías cuando logró escapar de sus captores y pidió ayuda en la vía pública, sin ser auxiliado.
El caso Berardi conmocionó al país. Matías había salido el 27 de septiembre de 2010 desde Ingeniero Maschwitz hacia una fiesta de egresados en Capital Federal. Al regresar, en la madrugada del 28, fue secuestrado en la zona de Panamericana y Ruta 26, en Del Viso. La banda que lo raptó, liderada por Richard Souto —padre de Alexa—, lo mantuvo cautivo en una propiedad de Benavídez, desde donde realizaron llamados extorsivos a su familia. Luego de casi 14 horas, Matías logró escapar, pero fue recapturado y finalmente asesinado con un disparo en la espalda en un descampado de Campana.
En el primer juicio realizado en 2013, fueron condenadas 11 personas, entre ellas los padres y familiares directos de Alexa Souto Moyano. Su padre, Richard Souto, y otros cuatro integrantes del grupo criminal recibieron prisión perpetua. La madre, Ana Moyano, fue condenada a 24 años de prisión; otras mujeres de la familia, a penas de entre 17 y 21 años.
La madre de Matías lamentó que nunca haya existido un gesto de arrepentimiento por parte de los condenados: “Hasta ahora nunca se arrepintieron, nunca declararon. Matías era un chico lleno de vida. Se la arrebataron sin ningún motivo y de la forma más cruel. Nos da paz a todos sentir que se hizo Justicia”.
Con esta decisión de la Cámara Federal, la causa judicial que durante casi 15 años mantuvo en vilo a una familia y a gran parte de la sociedad, llega a una nueva instancia de cierre, con todas las condenas firmes.
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