En octubre del año pasado Jorge G., de 59 años, fue detenido por romper a golpes “de palo o martillo” el parabrisas del móvil del Servicio Penitenciario Federal (SPF) en el que era trasladado Lázaro Báez.
Báez iba a cumplir su arresto domiciliario por la causa de lavado de dinero en una vivienda de Ayres de Pilar pero esto fue impedido debido a una gran manifestación de vecinos de la urbanización y de representantes de sectores de la oposición.
Aquel día la escena fue sin dudas caótica. La camioneta intentó ingresar pero los manifestantes hicieron todo para impedirlo: hicieron sentadas, golpearon el móvil, exigían con pancartas que Báez no ingresara al country y más. Entre ese grupo estaba el empresario pilarense –que se dedica a la venta de automotores y también al rubro de la construcción– quien comenzó a golpear el vidrio que no se quebró “porque es un vidrio antitrauma; si no, hubiese sido herido el chofer”, explicó una fuente del caso.
Báez regresó a Ezeiza y fue luego trasladado a su nuevo domicilio, que permaneció en secreto para evitar que lo ocurrido en nuestro distrito volviese a acontecer.
En cuanto al pilarense, que fue identificado por las imágenes del celular de un vecino que se encontraba en la manifestación y por las cámaras de seguridad, fue arrestado en San Isidro por la Policía Federal y, si bien fue liberado poco después, Jorge G. recibió condena esta semana.
El lunes fue condenado por el por el Tribunal Oral Federal N°4 de San Martín a resarcir al SPF con una multa de 24 mil pesos y 140 horas de servicio comunitario en una parroquia de Tigre, según el fallo al que accedió Infobae.
El delito que se le imputó es el de daño agravado por haber sido ejecutado con el fin de impedir el libre ejercicio de la autoridad y por haberse afectado un bien de uso público, en concurso ideal con el delito de resistencia a la autoridad.
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