Sin justicia, con la mayoría de los responsables sobreseídos y a la espera de nuevos exámenes Mónica, madre de Francisco Bertotti, habló sobre la causa, las irregularidades y cómo ha podido sobrellevar estos años sin su hijo.
Hoy se cumplen cuatro años desde la tragedia de la Time Warp, aquella fiesta en Costa Salguero que un 16 de abril de 2016 se cobró la vida de cinco jóvenes. A cuatro años, hay cinco familias que continúan firmes en su reclamo y en su lucha. El dolor, sin embargo, sigue intacto y cada movimiento de la justicia parece reabrirla un poco más.
El sobreseimiento de Víctor Stinfale y Walter Santángelo, organizadores de la fiesta electrónica en el mes de marzo, reavivó el dolor de las cinco familias. Una de ellas, pilarense, ha dialogado con nuestro medio para contar qué ha ocurrido y cómo intentan superarlo, con la esperanza intacta de que en algún momento, haya algún tipo de justicia.
Mónica es la mamá de Francisco Bertotti, quien con 21 años perdió la vida en aquella fiesta. El pilarense era estudiante de Ingeniería en la Universidad del Salvador y todos lo recuerdan como un joven lleno de alegría y sueños.
Mónica, entre su dolor y su necesidad de justicia, sigue pidiendo que se realicen de forma correcta las pruebas toxicológicas ya que su hijo no murió de poli-consumo, sino por el hacinamiento del lugar. Además, continúa solicitando que sea oída la verdad de todo lo que falló aquella noche: el hacinamiento, la falta de agua, la mala praxis del personal de salud y más.
“Estamos luchando por demostrar la verdad. Fue una fiesta donde iban a divertirse, pero fue en un lugar que no estaba habilitado, entraron 10.400 personas más a las 4 de la mañana. A eso se suma la falta de agua, en baños y a la venta que estaba 100 pesos, más la emergentología que actúo pésimo, eso desató la tragedia de esa noche”, dijo Mónica, madre de Francisco, a Diario Resumen en una extensa charla donde no dudó en detallar paso a paso todo lo que ha pasado en cuatro años.
Sabemos contra quienes luchamos, cómo es la justicia y nos conformamos con que la gente sepa la verdad. La causa está manipulada, ensuciada”
Para ella, los imputados, tienen distintos grados de culpabilidad pero destacó que, para las cinco familias, ha quedado claro que el fin de estas fiestas “es experimentar con los chicos”: “hay grandes negociados, como el del agua porque, fiesta electrónica es sinónimo de éxtasis y eso produce necesidad de tomar agua, causa deshidratación, eso lo sabe todo el mundo. No es necesario consumirlo para saberlo”.
Mónica se quejó de que en los pabellones, cerrados, no había ventilación -lo cual está probado en la causa, contó– y que el agua estaba “adentro de jaulas”. “El agua empezó a cobrarse 40 pesos, pasó a 100 y luego, se cerraron porque si calcularon 10 mil pero entraron 10 mil más, no tenían más agua. Pero, cómo pueden cortar el agua de los baños. Eso se comprobó en la causa. Experimentan con nuestros hijos, saben que el éxtasis se convirtió en moneda corriente, que el agua es necesidad básica y es su gran negocio el vender esa agua de esa marca”.
La emergentología contratada, dijo, fue la misma en otra fiesta de los mismos responsables en 2012 donde murió un joven. “Francisco estaba en el pabellón 2, adelante del escenario, con su novia. Se empieza a descomponer, a sentir mal y deciden salir, empiezan a caminar y se pierden entre ellos. A las 4 él le manda un mensaje a ella, diciéndole que no puede salir del lugar y está descompuesto. Ella nunca lo encontró a Fran, él quedó desvanecido en un pasillo. No podemos calcular el tiempo aproximado pero una posibilidad es que hayan fallecido, él y Nicolás Becerra y la fiesta haya seguido”, relató Mónica, con la voz entrecortada.
Asimismo, Mónica explicó que el teléfono de su hijo nunca fue revisado por la justicia y que de hecho, le costó meses poder recuperarlo.
“Francisco fue ayudado por un chico que estaba en la fiesta. En esto días me enteré de muchas cosas, los dos primeros años no podíamos estar al tanto. Primero, entró Francisco con una deshidratación extrema y lo llevaron a una cocina improvisada, donde lo atiende un médico que era especialista en psiquiatría. Cuando intentan revivirlo, le ponen oxígeno, entra Nicolás Becerra que había convulsionado por más de una hora, hay videos que lo comprueban. Entra en paro, Fran empeora, el especialista en psiquiatría les inyecta un antipsicótico. Esto los mata. Hubo mala praxis e hicieron exactamente lo mismo en 2012, cuando atendieron a un chico en un sótano”, explicó.
El tiempo no lo sana, lo suaviza. Son cuatro años y lo extraño más que el primer día. Tengo en mi cabeza todo lo que no fue, lo que nunca va a poder ser”
En aquella causa fueron todos sobreseídos. Y temen que, esta causa corra el mismo destino sobre todo, siendo que los exámenes aseguran que los jóvenes tenían patologías cardíacas previas y ella destaca que Francisco nunca tuvo un problema de esa índole. “Nadie muere por una pastilla de éxtasis, que fue todo lo que Fran consumió. Estoy esperando las nuevas pericias, que nunca se hicieron. Nos mandaron a La Plata cuando habíamos conseguido el cromatógrafo en Morgue Judicial. No se pudieron hacer en La Plata”.
“Es vergonzoso decir que tenían los cinco cardiopatías pre-existentes. Nosotros apelamos a esto y esa apelación, sigue en la Cámara. Pedimos el apartamiento de la jueza y, antes de que salga eso, la jueza sobreseyó a organizadores y más. Es una maniobra sucia”, expuso Mónica.
La mujer relató que hoy quedan imputados algunos pocos funcionarios del gobierno de la Ciudad, de Prefectura y no mucho más ya que todos los demás, fueron sobreseídos. “La esperanza es la apelación. Sabemos contra quienes luchamos, cómo es la justicia y nos conformamos con que la gente sepa la verdad, que los medios nos ayuden con difundir la verdad, que es algo que se puede demostrar. La causa está manipulada, ensuciada”, se lamentó.
“La jueza María Eugenia Capuchetti nos hizo mucho daño. El fiscal Ramiro González, que debería ser la voz que nos defendía, la verdad es que fue lo peor que nos pudo haber tocado. Cuando la jueza, que debe consultarle a él por los sobreseimientos, y él dio el visto bueno. No tiene idea de la causa, no la leyó nunca sino, no podría darle el visto bueno. Sobreseyeron a los principales responsables”.
El recuerdo de Francisco
“Éramos como los cinco mosqueteros. Es muy difícil, éramos muy especiales como familia. Cuando pasó lo de Fran, el más chico, vivía con nosotros. Fue una bomba, él estaba en su mejor momento, había conseguido trabajo en la Municipalidad de Pilar. A la semana de su muerte, lo llamaron porque empezaba a trabajar”, relató entristecida Mónica.
A nuestro pueblo, quiero pedirles que no se olviden de nosotros, de Fran”
Entre lágrimas, al fin de la charla con Mónica, aseguró que “no hay palabras para describirte esto”. “El Infierno es poco, no hay dolor que se pueda comparar. Sentís que la carne se despedaza, no podes respirar. De estos cinco mosqueteros, uno partió y los otros cuatro hicimos lo que pudimos. Con mi marido nos fuimos a Córdoba. La separación fue tremenda, pero de repente nos encontramos solos, habiendo perdido un hijo, pero no pudiendo hacer otra cosa. El primer año, fue terrible”, contó sobre su decisión de dejar Pilar e irse al interior del país para poder sanar.
“El tiempo no lo sana, lo suaviza. Son cuatro años y lo extraño más que el primer día. La ausencia es cada vez más grande, más fuerte. Tengo en mi cabeza todo lo que no fue, lo que nunca va a poder ser”, dijo.
“A nuestro pueblo, quiero pedirles que no se olviden de nosotros, de Fran. Ojalá fuesen presos, queremos justicia, queremos que se sepa la verdad. Fran era y es una luz”, cerró Mónica, deseando que lo más pronto posible, se haga justicia por aquellas cinco almas que quedaron en la fiesta de Costa Salguero, hace ya cuatro años.
Dejar un comentario