Domingo 08 de Diciembre de 2024

“Sufrir no es normal”: La enseñanza que le deja el Hospital Austral a sus pacientes

Así lo transmitió Patricia Simionato, quien cuyo diagnóstico con endometriosis fue atendido en el nosocomio pilarense. Aseguró que además de haber mejorado su calidad de vida un 100 por ciento, pudo ser madre.


  • Lunes 29 de Enero de 2024
Hospital Austral

“El Dr. Rebagliati una vez me dijo: ‘Sufrir no es normal’, palabras que he hecho propias y que repito a todas las mujeres de mi círculo que padecen dolores crónicos”. Esas son las palabras de Patricia Simionato, paciente de la Unidad de Endometriosis y Dolor Pelviano Crónico del Hospital Austral.

La mujer señaló que “si no la detectás a tiempo o caés en manos inexpertas, la endometriosis pone en juego no solo tu calidad de vida, es además una de las principales causas de infertilidad en mujeres. La gran mayoría no lo sabe, lo desconoce, algo que también incluye a médicos ginecólogos, aunque resulte difícil de creer. Por eso, la importancia de estar atendida por profesionales que saben del tema y tienen experiencia es crucial”.

Sobre su experiencia propia, contó: “Antes de descubrir que tenía endometriosis, viví durante años con dolores y malestares. Mi entorno me decía que era genético, que no había nada por hacer. Yo misma lo normalicé. Pero cuando decidí ser mamá, los dolores se tornaron realmente insoportables. En esos días, no podía ni caminar, ni manejar, ni seguir con mi vida cotidiana. Entonces recurrí a mi ginecóloga, que me realizó una serie de estudios. Viendo que todo ‘estaba bien’, me derivó a un gastroenterólogo, y así comencé a ir de médico en médico, pero ninguno lograba dar con el diagnóstico correcto y el cuadro se intensificaba cada vez más”.

Finalmente, Simionato llegó a una consulta con un ginecólogo del Hospital Universitario Austral. “Me derivó a la Unidad de Endometriosis y Dolor Pelviano Crónico. El día 1, el doctor me hizo un chequeo y pudo determinar qué me pasaba. Por fin tenía un diagnóstico. Preocupado por el tiempo transcurrido, rápidamente programaron mis cirugías, que fueron dos porque ya tenía afectados los intestinos”.

Además de la atención médica, la mujer puso énfasis “en la calidez humana de todos los doctores de este hospital, siempre atentos y preocupados por mi bienestar, porque no sintiera dolor, porque no tuviera dudas, por no dejar ningún aspecto librado al azar. Me sentí no solo bien atendida sino también cuidada y de alguna manera salvada. Me explicaron cada detalle de lo que tenía por delante, me dieron seguridad y no permitieron que continuara sufriendo”.

Por último, con alegría de haber encontrado una solución, Simionato cerró: “Mi calidad de vida no solo mejoró un 100 por ciento, sino que, a pesar de las cirugías, pude ser mamá”.

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