A pesar de la estabilidad que muestran el dólar y la inflación en las últimas semanas, la Cámara de Comercio e Industria de Pilar (SCIPA) encendió una luz roja sobre la realidad que atraviesan los comercios del distrito. En un comunicado difundido públicamente, la entidad señaló que la caída sostenida del consumo en los locales del centro y de las localidades aumentó a partir de las subas de precios aplicadas por proveedores y mayoristas.
El texto de SCIPA fue categórico: “Los precios de numerosos productos de primera necesidad en el sector alimenticio, construcción, mayoristas, medicamentos han aumentado considerablemente especulando con la volatilidad cambiaria que padecemos”. Para la institución, este comportamiento terminó profundizando la recesión: “Ante este escenario aumentó exponencialmente la recesión”. Por ello, pidieron a los formadores de precios que, ante un contexto que “vislumbraría un dólar con tendencia a la baja producto de las últimas noticias de dominio público”, retrotraigan los valores “a los históricos, toda vez que ya no existirá la incertidumbre” que hasta ahora se utilizaba como justificación para las remarcaciones.
Además, remarcaron que la entidad “se convierte en la única que solicita esta medida, toda vez que no nos encontramos atados a compromiso alguno con las empresas formadoras de precios, algunas de ellas monopólicas”. En paralelo, la Cámara advirtió también sobre el ingreso desmedido de productos importados, que, según su visión, “genera competencia desleal” en un escenario donde los artículos locales se encarecen y quedan en desventaja frente a los precios externos.
Alfredo Ventura, presidente de SCIPA, reforzó el planteo y puso el acento en la responsabilidad de los formadores de precios. Señaló que en las últimas semanas algunos mayoristas “tomaron un dólar a 2 mil pesos y llegaron a aumentar 5, 10, 15 por ciento como si nada. Ahora que se estabilizó un poco el panorama tampoco lo bajaron”. Para el dirigente, tanto comerciantes como PYMES “necesitan vender y no pueden aumentar porque la recesión ya les dificulta sostenerse”.
Ventura describió un cambio profundo en los hábitos de consumo: “Antes, la gente utilizaba la tarjeta de crédito para bienes durables, hoy la está usando para comer. Ese desplazamiento es preocupante porque refleja que la gente no llega a fin de mes y que cualquier artículo cotidiano cuesta 10, 12 o 20 mil pesos, montos difíciles de afrontar para los hogares”.
El titular de SCIPA también se refirió a las cargas sociales y a los costos fijos que deben afrontar los comerciantes. Señaló que la combinación de alquileres, impuestos y baja de ventas obliga a “hacer mucha cintura” para sostener los puestos de trabajo. Y advirtió que, si los grandes proveedores no retrotraen los precios, “las PYMES no tienen otra opción que cerrar sus puertas” porque los productos importados ingresan “con una diferencia abismal de precios, creando una competencia desleal”.
Frente a ese panorama, la entidad anticipó que si los proveedores no bajan los precios, pondrá en alerta a los consumidores informando cuáles son las empresas que remarcaron precios “con la excusa del último aumento del dólar”, en la convicción de que “la transparencia hará que nuestros clientes sepan a quién atribuir los desmesurados precios” que deben abonar. “El objetivo es que la opinión pública identifique qué actores realizan un espectacular negocio financiero a costa del cliente minorista y del comercio de cercanía”, agregó.
Dejar un comentario