Este martes 6 de mayo comenzó un nuevo paro nacional de colectivos convocado por la Unión Tranviarios Automotor (UTA), que afecta a más de 300 líneas en todo el país y tiene un fuerte impacto en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). En Pilar, si bien algunas líneas prestan servicio de forma parcial, otras se encuentran totalmente paralizadas. La medida de fuerza, de 24 horas, responde a un conflicto salarial que pone en tensión al gremio, las cámaras empresarias y el Gobierno.
El paro fue confirmado luego del fracaso de las negociaciones entre representantes sindicales, empresarios del transporte y funcionarios del Ejecutivo nacional. La última reunión, realizada de forma virtual el lunes por la tarde, concluyó sin acuerdo alguno, y con el vencimiento de la conciliación obligatoria dictada por la Secretaría de Trabajo, la UTA quedó habilitada legalmente para concretar la medida de fuerza.
En el AMBA, donde se trasladan más de 9 millones de pasajeros por día, el impacto es significativo. Aunque muchas líneas se encuentran totalmente paralizadas, algunas continúan prestando servicio, ya sea porque sus trabajadores no están bajo la órbita directa del sindicato o porque las empresas decidieron operar con el personal disponible. Tal es el caso del grupo DOTA, que optó por no adherirse a la medida y mantiene en circulación parte de la línea 57, que conecta Pilar con CABA.
En Pilar, el panorama es dispar. Algunas líneas, como la 57, la 176, la 276 y la 510, circulan con restricciones, dado que si bien las empresas no adhirieron formalmente al paro, varios choferes decidieron individualmente sumarse a la medida, lo que genera interrupciones y demoras en los servicios. Por otro lado, líneas como la 276, que conecta Escobar, Pilar y Luján,o la 510 (Pilar – Parque Industrial – Del Viso), entre otras, mantienen su recorrido habitual.
La jornada también se vio marcada por incidentes. Al menos cinco unidades de la línea 57 fueron atacadas a piedrazos esta mañana en la zona de General Rodríguez, a la altura del Acceso Oeste. La agresión se dio contra una empresa que no se adhirió oficialmente al paro, lo que refleja la tensión que atraviesa al sector.
El conflicto salarial entre la UTA y las cámaras empresariales lleva varias semanas sin avances. El gremio exige un incremento del 40% en los haberes, en consonancia con la escalada inflacionaria que erosiona el poder adquisitivo de los trabajadores. Por su parte, las cámaras —entre ellas, la Asociación Argentina de Empresarios del Transporte Automotor (AAETA)— alegan que su situación financiera les impide ofrecer más del 6% de aumento. La propuesta presentada por el sector empresario incluía un salario básico de $1.270.000 a partir de junio, con pagos no remunerativos adicionales de $40.000, $50.000 y $70.000. Sin embargo, la UTA calificó esa oferta como “una falta de respeto” y la rechazó de forma contundente.
Desde el Gobierno, la Secretaría de Transporte, actualmente encabezada por Luis Pierrini, señaló que el reclamo sindical “excede las pautas oficiales” y calificó el paro como una medida “extorsiva”. En tanto, el secretario de Trabajo, Julio Cordero, se apartó de las negociaciones tras el vencimiento de la conciliación obligatoria, derivando la continuidad de las gestiones a la cartera de Transporte.
A la disputa gremial se suma la denuncia de las empresas respecto al congelamiento tarifario, que según afirman, compromete la sustentabilidad del servicio. De acuerdo con AAETA, más del 50% de las líneas del AMBA no ha actualizado sus tarifas en los últimos ocho meses, lo que agrava aún más la crisis en el sector.
Mientras tanto, los vecinos de Pilar —al igual que millones de usuarios del AMBA y otras regiones del país— enfrentan una jornada compleja, con limitaciones en el transporte público y una creciente incertidumbre sobre la evolución del conflicto.
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