Marina (50) y Rubén (35) vinieron a Buenos Aires buscando un mejor futuro pero la realidad los golpeó. Para poder sobrevivir deben pasar sus noches en un vehículo viejo. Buscan trabajo para salir adelante.
La crisis económica en la que está sumergida la Argentina se agudiza cada día y en Pilar esta impacta con total notoriedad. Comúnmente trascienden quejas de vecinos y movimientos sociales, por el duro golpe que la inflación le propina a los bolsillos de los pilarenses.
“Es imposible llegar a fin de mes”, dicen los políticos opositores al gobierno actual; “no nos alcanza el sueldo”, reclaman los activistas populares; “queremos aumentos dignos”, suplican los sindicatos. Las novedades que va dejando esta aguda actualidad nacional no dejan espacio a la impresión.
Casos existen miles, pero hay uno que llamó la atención recientemente por las redes sociales. Se trata de Rubén y Marina, un matrimonio que pasa sus noches en un auto (Renault 4) abandonado debido a que no cuentan con los ingresos necesarios para alquilar una habitación.
Son oriundos de Concordia, de la provincia de Entre Ríos. La familia partió de su tierra natal con la idea de salir adelante y avanzar en la construcción de un futuro más promisorio. Pero en Pilar se encontraron con otra realidad distinta a la imaginada.
La pareja no tiene un lugar donde dormir y deben disponer de una carrocería vieja y en desuso para pasar sus noches.
A través de una entrevista realizada por el portal informativo “Quiero Villa Rosa”, Marina explicó: “Hace un mes estamos en Villa Rosa, estábamos alquilando pero nos dijeron que saliéramos de la habitación porque solo aceptan mujeres”. Acotó que esta expulsión se produjo “cuando llegó mi marido”, quien se vino semanas después que su esposa.
“Mi marido tiene 35 y yo 50, venimos desde Concordia, Entre Ríos. Venimos a buscar trabajo, yo por el momento estoy vendiendo tortas fritas, empanadas, trenzas”, agregó. Y lamentó: “Es la primera vez en mi vida que me toca dormir en la calle, jamás en los años que tengo pasé esta necesidad de no tener una cama para dormir”.
Por su parte, Rubén acotó que se mantiene en la búsqueda de un empleo que les permita arrendar una habitación para salir de la situación en la que se encuentran. “Estuve caminando y conseguí algo para juntar el peso. El tema trabajo no es tanto, por ahí sirve de ayuda, pero el problema es para dormir. Estamos durmiendo en un auto abandonado”, lamentó.
Distrito en crisis
La pareja coincidió en hablar de su tierra natal. Marina manifestó: “En Concordia la situación está mal. Allá no se puede vivir, andamos casi todo el barrio entero en la calle con criaturas y con abuelos, cirujeando porque se está comiendo de la basura. La gente gracias a Dios sabe que uno pasa para buscar y rescatar para comer y envuelven todo bien y ponen aparte”.
Asimismo, apuntó que “la municipalidad de allá no existe, no hay ayuda de chapa, de colchones, mercadería ni leche para los chicos”.
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