Señor Director:
Ni el más visionario, soñador o pesimista, el 1 de enero, cuando brindaba por un nuevo año entrante, deseaba los mejores augurios, tener trabajo, salud para todos y la familia unida, se podría imaginar que a los 71 días del año se declarara una pandemia y que en nuestro país a los 79 días entremos en un aislamiento social obligatorio. A varios días y con un panorama de contagios en aumento, aparentemente dentro de lo previsto, todos tenemos dudas, miles de dudas que no tendrán respuesta hasta ver que pase el tiempo, o preguntas que en ningún tiempo serán respondidas.
¿Arrancó todo por comer un murciélago crudo? ¿O es un virus de laboratorio? ¿Se escapó, o lo dejaron salir para achicar la población mundial?
¿Es algo hecho por la población de Oriente para dominar los mercados de Occidente? ¿Es algo que originó el planeta por si solo porque estábamos destinados a desaparecer por el Calentamiento Global?, ya que están los animales recuperando territorio, bajando la polución generada por los autos, los canales de Venecia cristalinos, acá cerca, carpinchos paseando por Tigre, los cuatíes en Iguazú, un puma en La Pampa, y así varias ciudades, no hay transeúntes arrojando residuos y demás, la tierra se está vengando del daño hecho por el hombre.
¿Es algo parecido a las plagas de Egipto? Plagas que atacaron a los pueblo donde se había mandado a matar a los bebes y niños. Claro por las leyes del aborto, los países que querían matar bebes.
Y así miles de teorías, pero me veo encerrado en mí casa sin poder realizar otra actividad que ayudar en las tareas que reciben vía web mis hijas y la nada misma, escuchando las noticias de a ratos para ver cómo avanza el virus, deseando en realidad retroceda y pienso, ¿esto no es la tercera guerra mundial? Todos nos la imaginamos, ¿cómo será? este país contra aquel país. Estos ayudan a este, aquellos al otro. ¿Nosotros qué postura tomaremos? ¿A quién apoyamos? Lo cierto que hoy todos los países tenemos al mismo enemigo: silencioso, invisible, que ni las armas más poderosas de los países más equipados están pudiendo combatir, qué paradoja no. Un virus que se lo combate sin hacer nada, si, sin hacer nada, quedándose en sus casas.
El enemigo está matando personas, paralizando actividades inimaginables, destruyendo economías, dejando países en estado de vulnerabilidad que nunca nos hubiéramos imaginado verlos así, convirtiendo en héroes, a personas cuya actividad no era valorada como Médicos, enfermeras, camioneros, colectiveros, recolectores de basura, personal municipal dedicado a la limpieza y varios rubros más y pedir que actúen las más odiadas como las fuerzas de seguridad en todas sus formas.
Quisiera tener a mis abuelos cerca para preguntarles si esta forma de vivir, esperando una noticia, racionando el efectivo y alimentos, no es lo más parecido a vivir en guerra.
Lo cierto es que hoy, las cartas están sobre la mesa, el pleito en pleno avance y esperemos pronto su final, con el menor daño posible para nosotros, la humanidad, seguramente nos dejará una enseñanza, un mensaje, esperemos poder descubrirlo, entenderlo y aplicarlo a la vida diaria una vez finalice este estadio, para no volver a repetir.
Gabriel Forte
DU 92.368.633
Miembro de la Comisión Directiva de SCIPA
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