Las empresas de medicina prepaga admitieron este viernes que se vieron beneficiadas por los cambios introducidos por la desregulación en salud, pero rechazaron el aporte de 20% que deberán realizar al Fondo Solidario de Redistribución.
Cabe señalar que el Decreto 170/2024 que desreguló el sistema de salud, permite a los trabajadores elegir libremente entre obras sociales y firmas de medicina privada, pero también implica un aumento del porcentaje por afiliado que debe ser dirigido al Fondo Solidario de Redistribución.
“Continúan con un fondo que no funciona y ahora lo van a hacer mucho más grande. No es que nos quejamos, pero hablamos de un fondo de muchísima plata”, cuestionó en declaraciones radiales el presidente de la Unión Argentina de Salud (UAS), Claudio Belocopitt.
Las obras sociales se financian con los aportes de los trabajadores –de cerca del 3% de sus sueldos- y de los empleadores, que aportan otro 5% aproximadamente.
Del aporte de cada afiliado, las obras sociales tenían que destinar 15% (si son sindicales) o 20% (si son de personal de administración o asociaciones empresariales) al Fondo Solidario de Redistribución.
Ahora, las prepagas están obligadas a aportar el 20% de las cuotas al Fondo Solidario en lugar del porcentaje de aporte que se intermediaba por obra social.
“En el sistema de derivación o triangulación de aportes está el 70% de los afiliados de la medicina prepaga. Son muy pocos los directos. Por lo tanto, ya veníamos aportando (indirectamente) al Fondo Solidario de Redistribución”, indicó Belocopitt.
El empresario señaló que el fondo “tiene problemas económicos y de funcionamiento”. Y agregó: “La plata en ese fondo no alcanza y cuando uno quiere pedir los reintegros, no los recupera nunca o se hace a destiempo”, manifestó el empresario.
Además, el titular de Swiss Medical consideró “una barbaridad” que el 20% de las cuotas de los afiliados se deriven al mismo.
“Va a contramano de lo que el Gobierno viene explicando todos los días de desarmar las cajas negras, de no querer que la política intervenga en la economía de los privados. En los papeles, el fondo sería fantástico, pero no funciona. Vamos a un fondo más grande que no funciona”, agregó.
En lugar del fondo, Belocopitt pidió “un mecanismo claro y transparente” que “podría ser en base a primas de reaseguro con compañías nacionales e internacionales”.
“Saquemos a la casta que demostró ser horrible en el manejo de este fondo y determinemos qué cosas va a cubrir”, reclamó, y negó que la desregulación vaya a implicar una mayor cantidad de afiliados a las prepagas.
Por último, se refirió al valor de las cuotas y señaló que los aumentos “están acompañando a la inflación”.
“Las empresas en su totalidad crearon planes alternativos más bajos para que la mayoría quede en el sistema. Hay bajas, pero no son una cosa escandalosa”, concluyó.
El fondo, a cargo de la Superintendencia de Servicios de Salud, fue creado en 1980 y tiene como objetivo reintegrar el dinero a las obras sociales en el caso de tratamientos complejos y costosos a través del Sistema Único de Reembolsos (SUR), además de subsidiar a las obras sociales con menos recursos para que puedan cumplir con el Programa Médico Obligatorio (PMO) que fija el Ministerio de Salud.
El Decreto 170/2024 publicado el miércoles último y que entrará en vigencia el 1 de marzo, iguala las condiciones de las obras sociales y las prepagas, integrando a estas últimas al marco regulatorio de la Ley 23.660 de obras sociales.
Con los cambios introducidos, los beneficiarios podrán elegir libremente entre obras sociales y prepagas al ingresar a un nuevo empleo, sin permanecer obligatoriamente un año en la obra social de su actividad.
Tampoco necesitará hacerlo con triangulaciones: hasta ahora quienes querían sumarse a una prepaga, podían restar de sus cuotas los aportes de sus sueldos, pero debían derivar dichos aportes a una obra social que funcionaba como intermediaria.
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