Viernes 04 de Julio de 2025

El monóxido de carbono, un enemigo invisible que vuelve a cobrar víctimas

El trágico fallecimiento de cinco personas por intoxicación con monóxido de carbono reavivó la preocupación por este gas letal e invisible, cuya presencia aumenta en los meses de invierno.


  • Jueves 03 de Julio de 2025
Monóxido de carbono

El reciente fallecimiento de cinco personas por inhalación de monóxido de carbono (CO) en la Ciudad de Buenos Aires volvió a poner en agenda un drama que se repite cada invierno: las intoxicaciones por este gas altamente tóxico, incoloro e inodoro, que puede provocar desde síntomas leves hasta la muerte. Conocido como el “asesino silencioso”, el monóxido de carbono se genera por la combustión incompleta de materiales como gas, carbón, leña o kerosene, y representa una amenaza concreta en miles de hogares del país.

Según datos del Ministerio de Salud de la Nación, en lo que va de 2025 se notificaron 473 casos de intoxicación por CO, lo que representa un aumento del 57% respecto de la mediana registrada en años anteriores. El dato enciende una señal de alarma para las autoridades sanitarias y para organizaciones como la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR), que insisten en que la mayoría de estas situaciones son evitables si se aplican medidas de prevención adecuadas.

Durante los meses de invierno, se intensifica el uso de sistemas de calefacción que, si no están correctamente instalados o mantenidos, pueden convertirse en una fuente de monóxido de carbono. En paralelo, muchas viviendas se mantienen herméticamente cerradas para conservar el calor, lo que impide la renovación del aire y facilita la acumulación del gas.

Los artefactos que comúnmente generan monóxido de carbono son calefones, termotanques, calderas, estufas, braseros, salamandras, cocinas, anafes, hornos a gas o leña, parrillas a leña o carbón, y motores de combustión interna como generadores eléctricos o vehículos encendidos en garajes cerrados.

Los síntomas de intoxicación con monóxido de carbono pueden confundirse con otras dolencias, ya que comienzan de manera sutil. Entre los más frecuentes se encuentran dolor de cabeza persistente, mareos, fatiga extrema, náuseas, vómitos, dolor abdominal, dificultad para respirar, somnolencia o pérdida de conciencia.

Frente a una sospecha de intoxicación, la AAMR indica actuar con urgencia: ventilar inmediatamente el ambiente, abrir puertas y ventanas, y retirar a las personas afectadas del lugar contaminado para que respiren aire fresco. También es fundamental trasladarlas rápidamente al hospital o centro asistencial más cercano, aun si han recuperado el conocimiento, e informar sobre la posible exposición a gases de combustión. Asimismo, es clave revisar que los artefactos estén correctamente conectados a salidas de gases al exterior.

La Asociación Argentina de Medicina Respiratoria advierte que la prevención es la única defensa efectiva contra este enemigo invisible. Recomienda revisar anualmente todas las instalaciones y artefactos a gas con un profesional matriculado. También insiste en no utilizar hornos ni hornallas como medios de calefacción, apagar braseros y estufas antes de dormir, evitar colocar recipientes con agua sobre estufas o cocinas, no instalar calefones en baños o espacios sin ventilación, y jamás encender motores a combustión en espacios cerrados como garajes, talleres o sótanos. Además, subraya la importancia de mantener una ventilación cruzada constante en los ambientes calefaccionados.

Existen señales visibles que pueden alertar sobre una combustión defectuosa: si la llama de estufas u hornallas es amarilla o anaranjada (cuando debería ser azul), si aparecen manchas negras o de hollín en las cercanías de los artefactos, o si se observa condensación excesiva en vidrios o paredes, es probable que haya una acumulación de monóxido de carbono.

Desde la AAMR alertan, además, que las poblaciones en situación de mayor vulnerabilidad económica son las más propensas a sufrir intoxicaciones, debido a la falta de acceso a sistemas de calefacción seguros o al mantenimiento profesional de los artefactos. Esta realidad expone a miles de familias que recurren a métodos de calefacción caseros y riesgosos para afrontar las bajas temperaturas.

“Este gas es un enemigo invisible, pero mortal. La mejor defensa es la información, el control periódico de los artefactos y una buena ventilación”, concluyeron desde la entidad médica.

Cada invierno, este tipo de tragedias podría evitarse con mayor conciencia, controles y políticas públicas que promuevan la seguridad en los hogares. La información salva vidas. Y en este caso, puede significar la diferencia entre un hogar cálido y una tragedia evitable.

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