Jueves 02 de Mayo de 2024

Indignación en la familia de la oficial Perezlindo por la liberación de quien la atropelló


  • Martes 12 de Diciembre de 2017
Imagen del articulo
Érika (25) fue atropellada por un conductor en estado de ebriedad. Su familia asegura que se enteró por redes sociales de la decisión de la fiscal: “no puedo entender por qué hicieron esto”. Diego Gabriel González, de 33 años, recuperó hoy su libertad luego de haber atropellado a la oficial Erika Perezlindo de 25 años, el pasado 19 de noviembre en el kilómetro 46 de Panamericana, mientras circulaba con 1,99 gramos de alcohol en sangre. A una semana del trágico hecho, la oficial falleció en el Centro Médico Integral Fitz Roy en donde se encontraba internada. González continuará imputado pero su liberación se debió a que la fiscal María Inés Domínguez no solicitó prisión preventiva y consideró que no correspondía el cambio de carátula de "homicidio culposo" a "homicidio con dolo eventual".  En una audiencia en el Juzgado de Garantías Nº 6, fue liberado por caución real (pago de suma monetaria) de la cual no trascendió el monto. La decisión judicial causó indignación y tristeza a sus familiares. “Nos enteramos por Facebook, porque la gente empezó a comentar sobre el caso, expresando el enojo. Sinceramente, estoy triste, con mucha bronca porque hace 15 días falleció mi hija y él está libre. No puedo entender por qué hicieron esto”, explicó a Diario Resumen Alejandra Valdés, madre de Érika Perezlindo. Además, agregó que desde la fiscalía nunca se comunicaron con ella para explicarle el porqué de la resolución y aseguró que se acercará allí en los próximos días para obtener respuestas. Si bien afirma que aún mantiene la esperanza de que cuando llegue el juicio le den la “mayor pena que sea posible”, admite que su deseo era que el hombre que atropelló a su hija estuviera tras las rejas hasta el día del juicio. “Yo sigo llorando a mi hija, pero él está libre. Siento que la vida de una persona no vale nada, no le encuentro el sentido a esta decisión que tomaron. Su familia lo podía ir a abrazar. Yo a mi hija la tengo enterrada, la tengo que ir a ver a un cementerio”, contó entre lágrimas Alejandra. Érika, además, era madre de dos pequeñas de 4 y 7 años: “la más pequeña todavía piensa que su mamá está en el hospital y cómo uno puede explicarle a esa criatura que su mamá no va a volver, es un dolor inmenso”.  “Él está libre, y mi hija ya no está conmigo. Esto podría pasar de nuevo, manejó borracho, intentó escaparse en el auto, luego escapó a pie. Él estaba consciente de lo que había hecho”, concluyó Alejandra Valdés.

Dejar un comentario

Los campos marcados son requeridos *