Mi primer sueldo como periodista me lo pagó Augusto Zamarripa (h). La hache es la clave de esta historia porque refiere al propio nacimiento de este diario que está cumpliendo 60 años y fue dirigido por varias décadas por don Zamarripa padre, a quien pude y tuve el lujo de conocer. El “hijo”, continuador de la saga periodística que festeja seis décadas, ha significado en este emprendimiento familiar -que a su vez continuó su propia descendencia- el enorme crecimiento de Resumen, desde la vieja máquina linotipo de letras de molde hasta la impresión digital de estos tiempos.
Corría el año 1991 (han pasado 30 desde entonces) cuando enfilé por la calle Brasil a la redacción taller del entonces semanario. Ya conocía a Zamarripa porque conduciendo yo en mi adolescencia un programa los sábados en la vieja Radiodifusora América, él tuvo la generosidad de venir como columnista y allí nos conocimos. Tiempo después fui a pedir trabajo en el diario. Yo tenía entonces 19 años y comenzaba, de alguna manera, mi carrera profesional.
Zamarripa hijo me propuso escribir una columna destinada a los lectores de la localidad de Presidente Derqui, donde Resumen tenía su buena tirada y venta, y así nació “Derqui en la noticia”. Yo recolectaba información surgida allí y escribía tres sueltos periodísticos que pasaban por su corrección y luego se publicaban. Con el tiempo sumamos una sección similar llamada “Manzanares en la noticia” con idéntico formato referido a las noticias de allí, donde yo además vivía entonces y donde sigue viviendo mi familia.
Zamarripa me pagaba 30 pesos la nota y no estaba nada mal. A dos semanales sumaba sesenta, a ocho mensuales 240 pesos que me ayudaban con mis primeros gastos independientes, a los que al poco tiempo sumé mis ingresos cuando ingresé a la televisión por cable de Pilar en el viejo VIP (Video Intercable Privado), que con los años se fusionaría con PTC (Pilar Televisora Color) y que en el futuro se transformarían en TeleRed.
Con el tiempo sumé notas de distinta índole en el semanario -que se convirtió en bisemanario mientras yo trabajé en Resumen- y le di algún dolor de cabeza a Zamarripa. En una ocasión escribí una columna crítica a los profesores de educación física -materia que me había llevado por ausentarme a las clases en el colegio secundario- y aquello significó un tirón de orejas que me tuve merecido. También escribí para Resumen una nota muy crítica referida al accionar policial producto del terrible crimen de Miguel Bulascio en La Plata. El joven fue asesinado después de un control policial y yo cuestioné entonces a una estructura como la fuerza del orden, lo que no le cayó bien a sus jerarcas de la época. La columna se llamaba “El caso de los policías que dan miedo” y cerraba diciendo “Cuidado, ahí viene la policía” después de explicar la conducta impropia de algunos de sus miembros. Zamarripa me dejó escribir con total libertad y si tuvo réplicas negativas en aquel entonces jamás me lo hizo saber.
Por todo esto mi paso por Resumen, que duró varios años, guarda para mí un recuerdo entrañable e inolvidable. Ingresar al oficio periodístico de la mano de Augusto Zamarripa fue un orgullo. Era un ritual llegar al diario y encontrarlo con el guardapolvo blanco lleno de tinta, uniendo letra por letra los moldes para que luego la vieja máquina imprimiera los ejemplares que los lectores recibían. Una mirada utópica, tierna, una foto en blanco y negro detenida el tiempo que no olvidaré jamás.
En definitiva, mi paso por Resumen fue de puro aprendizaje, libertad y afecto. Un emprendimiento “atendido por sus dueños”, una empresa familiar; una herencia y un linaje de periodistas, de compromiso y de valores inquebrantables. Vaya mi homenaje por 60 años de vida de este medio pionero en Pilar del que tuve orgullo de ser parte hace exactamente tres décadas.
Rodrigo Lussich
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