Se cumplieron 25 años de la proeza realizada por Ricardo Rusticucci con el oro en los Juegos Panamericano de Mar del Plata. Su hijo Diego recordó aquel momento que quedó grabado en la historia local.
El 17 de marzo de 1995 tuvo lugar un hecho que por la gran mayoría de los pilarenses es identificado como la mayor gesta histórica del deporte local. Se trata de la medalla de oro conseguida por el tirador Ricardo Rusticucci en los Juegos Panamericanos de Mar del Plata 1995, con una actuación brillante y una definición agónica que terminaría echando por tierra la supremacía estadounidense en la categoría Carabina Libre 3 x 40.
La prueba tuvo lugar en las instalaciones del Tiro Federal de Buenos Aires, ubicadas en el barrio porteño de Núñez, donde Rusticucci llevó adelante una sobresaliente fase clasificatoria en la que se quedaría con el primer puesto y le permitiría sacar una diferencia vital de cara a la final panamericana.
Una vez en el encuentro cumbre, se pudo ver a un pilarense muy tranquilo que no tenía demasiados problemas para mantenerse en el liderato hasta el octavo tiro en el que una puntuación de 6.5 le ponía puntos suspensivos a la definición y le permitía al estadounidense David Johnson acercarse peligrosamente. Cuando el peligro parecía haberse alejado, Ricardo volvió a sembrar la incertidumbre con un 7.6 que obligaba a su competidor a realizar 10.6 para arrebatarle el oro. Sin embargo, eso no ocurriría y con un 9.7 le otorgaría la posibilidad al pilarense de celebrar un título muy significativo, después de una vasta trayectoria arrasando en la escena sudamericana se daba el gusto de estampar su nombre en la historia de la disciplina a sus 48 años.
En la memoria de muchos quedará aquel encuentro con su hijo Diego, quien lo estaba acompañando, y ese abrazo interminable en el que se fundieron una vez consumado el logro.
Fue justamente Diego quién dialogó con
Diario Resumen acerca de aquel momento y entregó su apreciación sobre este hecho histórico. “Esa gesta termina siendo la consagración después de muchísimos años de esfuerzo. Si bien mi viejo había tenido muchísimos éxitos, este por ser local, por la entidad que tiene un Campeonato Panamericano, por su condición de amateur y los contrincantes a los que le ganó lo hace especial”, inició su relato.
La complejidad que presentaba la competencia era muy alta pero, según Diego, Ricardo la encaró con las mejores expectativas y por este motivo le dio un gran significado a esta proeza. “Fue muy grande por haber hecho todo a pulmón sin dedicarse al 100 por ciento, al entrar Estados Unidos que es una potencia en el deporte en general y en este en particular era bastante difícil aspirar a una medalla de oro”, manifestó.
El paso del tiempo lo que hace es subrayarlo y una demostración es que pasen 25 años y siga siendo motivo de recuerdo”
“En este caso al ser en Argentina tuvo un incentivo mayor y tuvo la posibilidad de prepararse con un poco más de tiempo y por estas circunstancias le dio una valoración especial. Tuvo su drama porque casi se le escapa algo que estaba casi cocinado y esa tensión puso en manifiesto lo difícil que era alcanzar eso que logró”, agregó.
No existían muchas competencias de primer nivel que se desarrollen en nuestro país por lo que Diego tiene un gran recuerdo de esta, ya que tuvo la posibilidad de estar presente. “Fue una felicidad inmensa que es imposible describirla con palabras, el paso del tiempo lo que hace es subrayarlo y una demostración es que pasen 25 años y siga siendo motivo de recuerdo”, señaló.
Para finalizar la charla se encargó de dedicar unas palabras de agradecimiento para todos los habitantes de nuestro distrito. “La prensa local lo ha seguido mucho y se ha portado muy bien y la ciudadanía pilarense también. El homenaje que se le hizo al bautizar el Microestadio Municipal con su nombre también demuestra el reconocimiento que toda la comunidad tiene para con mi padre”, afirmó.
“Me alegro de que la gesta deportiva de mi viejo esté en el recuerdo vivo de los pilarenses, creo que los que lo conocieron además de recordar eso recuerdan su hombría de bien y su calidad de persona y como hijo eso me enorgullece todavía más”, concluyó.
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