Como tantas otras historias, esta comenzó cuando dos jóvenes genoveses: Pedro y María Teresa, decidieron unir sus vidas y formar una familia, para ello se instalaron en Montevideo hacia 1840. Pocos años después cruzaron el río con el ánimo de probar suerte en Buenos Aires, donde estuvieron hasta 1851, año en que retornaron a Montevideo. Mientras tanto, la familia seguía creciendo con la llegada de nuevos hijos e hijas. El cuarto de ellos, José, al que apodaron Pepe, iba a convertirse muy tempranamente en un artista de circo de múltiples habilidades. Lo seguirían en este singular oficio, casi todos los hermanos.
En 1873 integra el circo de Félix Hernault y posteriormente el de Pablo Rafetto. Con esta compañía recorrerá infinidad de pueblos y ciudades de ambas orillas del Río de la Plata y será en ella donde en 1881, reemplazando al payaso principal en una función, inventa el luego famosísimo “Pepino el 88”, verdadero prototipo del payaso criollo y más ampliamente del cómico rioplatense. Pepino el 88 no actuaba solo, lo acompañaba el burro Pancho, con quien sostenía divertidos e intencionados diálogos, muchos de ellos de contenido político.
José Podestá, a quien hoy recordamos, y que nació el 6 de octubre de 1858 (hace 160 años) está considerado como una suerte de fundador del circo criollo y del teatro nacional. Por supuesto que había habido circos y teatros por estas tierras antes de los Podestá, (y digo ‘Los Podestá’ porque fue un fenómeno en alguna medida colectivo) pero fueron ellos los que le dieron rasgos muy peculiares a esta actividad e iniciaron una rica y fundacional etapa para el teatro rioplatense.
En todo esto, tuvo peso sustantivo la versatilidad y talento de José, quien además de dominar las tradicionales artes circenses (trapecio, acrobacia, malabarismo, artes ecuestres) estaba empapado de las artes populares rioplatenses, ya que tanto sabía pulsar una guitarra, componer una cifra, una milonga, un cielito, como aceptar el desafío de una payada o reproducir en un escenario los riesgosos lances de un duelo criollo. Todo esto influyó para que en 1884 fuera elegido para representar una pantomima (final de fiesta en las funciones del circo de los hermanos Carlo) basada en la novela Juan Moreira de Eduardo Gutiérrez.
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