En el marco del Golpe de estado que se está llevando a cabo en estos días de noviembre de 2019 en Bolivia, ocurrieron, y probablemente ocurran y sigan ocurriendo, episodios de extrema violencia, cuyas características bastan para descalificar a los presuntos defensores de la “democracia”. Personajes funestos y verdaderas bandas amén de “fuerzas de seguridad”, que ejercen una violencia sin límites en el vecino país. Hay un hecho, cuyas características me han parecido particularmente paradigmáticas para ilustrar la temible concepción ideológica y política que los sustenta. Me refiero al linchamiento de la alcaldesa María Patricia Arce de la localidad de Vinto (60.000 habitantes) en el Departamento de Cochabamba.
La violencia ultrajante a la que se la ha sometido me recuerda a los peores episodios de “caza de brujas” que enlutan la historia de la humanidad. Golpeada, exhibida en público ultraje, cortados sus vestidos y su cabello, pintado su cuerpo, expuesta a la vergüenza pública excede toda vindicta pública y se hace visible como una terrible advertencia hacia las “mujeres” que se involucran en lo que no deben según su género y condición social. Los pretendientes a ocupar el poder aparecen ante la opinión pública en toda su degradación. Impenitentes optimistas esperamos que el mundo que se pretende democrático advierta el peligro que suponen estas minorías autoritarias, xenófobas y enemigas de la ya indiscutible igualdad de género propia de una sociedad civilizada.
Las Naciones Unidas, pese a sus limitaciones, a tiempo ya que se han convertido en la caja de resonancia de una sociedad mundial que busca instaurar los principios que supone una sociedad más justa. Por ello entre otros recordatorios ha instituido el 25 de noviembre como “Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer”.
Eso sucedió en la Asamblea del año 1999. De modo que desde el año 2000 se realiza todos los años un conjunto de actividades destinadas a despertar la conciencia entre los seres humanos de este gravísimo flagelo social. Este problema involucra a toda la humanidad, de manera tal que se habla de una verdadera pandemia que en mayor o menor grado y con distintas modalidades afecta a todas las naciones del mundo, por supuesto que las que más lo padecen en las distintas sociedades son las mujeres pobres, porque en ese caso la vulnerabilidad es mucho mayor.
Del 25 de noviembre al 10 de diciembre
La iniciativa de la ONU y sus distintos organismos ONU MUJERES, OIT entre otros, se materializa cada año, en los distintos países, en actividades diversas que se desarrollan en un período que va desde el 25 de noviembre hasta el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos, por otra parte. Hay quienes se asombran ante la impactante actualidad de esta cuestión y sostienen “ingenuamente” o no tanto, que esto es algo novedoso, producto de cambios culturales, que antes no era así, que las parejas vivían largos años en una armonía envidiable y rabian frente a los cambios de la civilización.
Pero lo cierto es que la violencia contra la mujer (o violencia de género) es un mal ancestral que adopta infinitas variantes, algunas más crudas y otras más sutiles. Se ha logrado así que el 50 por ciento (por lo menos) de la población mundial viva atemorizada y autoconvencida de su propia inferioridad. Por otra parte, como muchas veces la violencia se ejerce en el ámbito de la intimidad permanece oculta o por lo menos invisibilizada.
Es uno de los tantos temas que la costumbre, las creencias o una arraigada hipocresía hacen que queden acalladas con el mandato: “De eso no se habla”. ¿Es, entonces, esto, una novedad? La respuesta es que no lo es, que lo que ha cambiado es la actitud, saludable sin duda, de la sociedad actual al respecto, de considerarlo sin tapujos ni eufemismos. Estas prácticas, en gran medida inconscientes, sólo pueden modificarse y tal vez eliminarse con un trabajo de transformación cultural constante y profundo dirigido a la sociedad en general, tanto a los hombres como a las mujeres, pues estas últimas si bien son las víctimas actúan como agentes de trasmisión de creencias y actitudes que perpetúan su propio sometimiento.
Estamos hablando de la institución de un día que recuerde el propósito de luchar contra la violencia hacia la mujer. Eso sucedió exactamente en 1999, en la Asamblea de las Naciones Unidas, pero este tema venía siendo considerado desde hacía varios años. En 1993, también en la Asamblea de la ONU se había hecho una declaración al respecto que definía la mencionada violencia hacia la mujer como” todo acto de violencia basado en el género que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o psicológico, incluidas las amenazas, la coerción o la prohibición arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en la vida pública o en la vida privada”.
Como vemos la gama de lo que puede entenderse como violencia de género es muy amplia y merecería una consideración, análisis y tratamiento muy responsable y consecuente de parte de la sociedad en sus diferentes ámbitos. El abordaje de esta cuestión suele generar rispideces, contradicciones e incomprensiones, pero como todo avance en materia de ampliación de derechos produce también un mejoramiento en la vida social en su conjunto, derrotar esta verdadera pandemia nos haría mejores a todos y aunque no sea tan evidente para algunos, redundaría también en beneficio de los hombres.
¿Por qué el 25 de noviembre?
Pues un 25 de noviembre de 1960, en la República Dominicana, gobernada a la sazón por el dictador Rafael Leónidas Trujillo, fueron asesinadas tres hermanas: Mirabal, Patria, Minerva y María Teresa. Se las asesinó por motivos políticos, ya que militaban en una agrupación opositora al gobierno de Trujillo, junto con sus respectivos esposos, pero el particular ensañamiento con que se las persiguió y finalmente cómo se las asesinó, fraguando un supuesto accidente automovilístico, tuvo que ver también con su condición de mujeres. Dos décadas más tarde en el marco de uno de los primeros congresos del feminismo latinoamericano, se presentó su historia y se propuso que el día de su muerte sirviera como recordatorio para repudiar la violencia hacia las mujeres.
En la historia de la humanidad hay muchas valientes mujeres que han protagonizado hechos dignos de conmemoración y homenaje, pero estas eran latinoamericanas, contemporáneas y luchadoras políticas, lo que le da una especial significación para nosotros. En su país, no las olvidan, hay una provincia que lleva el nombre de Hermanas Mirabal, calles, escuelas, libros, películas, museos que las recuerdan. Estas hermanas eran conocidas bajo el nombre de Las Mariposas, santo y seña con que se las identificaba en su militancia política. Eduardo Galeano, el recordado escritor uruguayo, les dedica un texto que forma parte de ese original recorrido por la historia que es “Los hijos de los días” de 2012. Queremos compartirlo hoy con todos ustedes lectores y lectoras.
Elsa Robin
Las mariposas
En la selva del Alto Paraná, las mariposas más lindas se salvan exhibiéndose. Despliegan sus alas negras, alegradas a pinceladas rojas o amarillas, y de flor en flor aletean sin la menor preocupación. Al cabo de miles y miles de años de experiencia, sus enemigos han aprendido que esas mariposas contienen veneno. Las arañas, las avispas, las lagartijas, las moscas y los murciélagos miran de lejos, a prudente distancia. El 25 de noviembre de 1960, tres militantes contra la dictadura del generalísimo Trujillo fueron apaleadas y arrojadas a un abismo en la República Dominicana. Eran las hermanas Mirabal. Eran las más lindas, las llamaban mariposas. En su memoria, en memoria de su belleza incomible, hoy es el Día mundial contra la violencia doméstica. O sea: contra la violencia de los trujillitos que ejercen la dictadura dentro de cada casa.
Eduardo Galeano
Los hijos de los días (2012)
Hechos y cifras para tener en cuenta
Información brindada por ONU Mujeres
- El 35% de las mujeres y las niñas sufren alguna forma de violencia física o sexual a lo largo de sus vidas. En algunos países esta cifra asciende al 70%
- Se calcula que 133 millones de niñas y mujeres han sufrido alguna forma de mutilación/ablación genital en los 29 países de África y Oriente Medio donde esta práctica perniciosa es más frecuente.
• En el mundo, en la actualidad, más de 700 millones de mujeres se casaron cuando eran niñas, de las cuales 250 millones eran menores de 15 años. Las niñas que contraen matrimonio antes de cumplir los 18 tienen menos probabilidades de terminar su educación y más de sufrir violencia doméstica y complicaciones en el parto.
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