Aseguraron que los trabajos prometidos en el marco de Diálogos Hídricos están “en menos del 30 por ciento”. Y advirtieron que, de no haber un proyecto integral a largo plazo, en algunos años las consecuencias podrían ser aún más graves.
El agua no da tregua a los vecinos de Zelaya. Por eso, en medio de las fuertes lluvias que todavía hacen mella en el territorio –y que dejaron a varias viviendas con cimientos o paredes resquebrajadas- piden una solución de fondo. Tal como lo vienen exigiendo desde septiembre del año pasado, cuando se inundaron por primera vez y fueron incluidos en el programa de “Diálogos Hídricos”, promovido por el Ejecutivo desde la secretaría de Medio Ambiente.
“Acordamos, con el Municipio y la empresa Eidico, agrandar y profundizar los canales ya existentes, hacer un albardón de contención en caso de que se llegue a desbordar, y un nuevo canal, aguas abajo. También se estaba haciendo la unión de ese canal con lo viejo y falta profundizar los canales viejos”, explicó Denise Micheli, vecina de Zelaya, en diálogo con Diario Resumen. Pero la obra –a pesar de que, según dijo, el Municipio los “apuró” para firmar el convenio entre las partes y la empresa urbanizadora de Pilar del Este en pos de empezar a trabajar- no llegó al 30 por ciento de su totalidad.
Las tareas pautadas terminaron arrancando en el mes de febrero, a pesar de que los vecinos habían pedido aprovechar la temporada de sequía para lograr avances al respecto. “Si hubieran arrancado el 1 de enero, seguramente muchos vecinos no se habrían inundado. Hemos planteado casos en los que se quebraron los cimientos o las paredes de las viviendas para advertirles que no aguantarían una nueva inundación, pero ante la situación que se vive y la falta de respuestas, cada uno se tiene que arreglar como puede”, sostuvo.
Micheli aseguró que tanto ella como el resto de los vecinos están “contentos” de que la obra esté en marcha, pero a la vez se mostró alarmada por los efectos que inclemencias climáticas como las que se están viviendo pueden generar en las construcciones. “A mí el agua me llegaba a la cintura. Por suerte no tuvimos en la zona algún adulto mayor infartado o nenes golpeados que se hayan roto la cabeza porque no iba a poder entrar nadie. Es terrible el caudal y la profundidad”, indicó. Y agregó que también existen efectos colaterales “como la inundación de las napas y el desmoronamiento de los pozos”.
Sobre el acuerdo firmado con el Municipio y Eidico, en tanto, puntualizó que hay varios puntos que tampoco se están cumpliendo, como el uso de instrumental meteorológico para dar una alerta temprana. “Si nos vamos a inundar y tienen toda esa infraestructura importada que costó millones de pesos, que nos avisen así rescatamos lo que podemos y sacamos a los chicos o perros que puedan estar en el parque. Esto podía pasar y desde septiembre se sabía, se podría haber prevenido”, consideró.
Por eso, ante el delicado panorama, exigió que se haga “un relevamiento de la zona” y que se promueva “un proyecto hidráulico integral” para combatir los diferentes focos de inundación que existen en la localidad. “Si no hay un proyecto acorde a lo que son los desarrollos inmobiliarios que se hacen sobre los bañados, en 5, 10 o 15 años va a quedar el pueblo bajo el agua”, concluyó.
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