Whirlpool: "Las empresas hoy cierran porque tienen la venia del Gobierno Nacional"
Ezequiel Fanizza, referente de la Unión Obrera Metalúrgica, cuestionó la decisión de la multinacional de abandonar la producción en la Argentina y dejar sin empleo a 220 trabajadores en la planta de Fátima.
El anuncio de Whirlpool sobre el cierre definitivo de su planta de lavarropas en Fátima cayó como un nuevo golpe en un sector que viene acumulando retiros, ajustes y despidos. La decisión, que deja sin empleo a unos 220 operarios metalúrgicos, generó una inmediata reacción de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), que se hizo presente en la fábrica apenas se conoció la notificación.
Ezequiel Fanizza, delegado de la UOM, contó a Resumen que el sindicato se enteró de la medida a través de los delegados y que su secretario general, Diego Espeche, ordenó movilizarse de inmediato para interiorizarse de la situación. "Nos acercamos con la comisión a hablar con los delegados y con los trabajadores dentro de la planta, hicimos asamblea y pedimos de urgencia una reunión con la empresa", señaló. La respuesta, sin embargo, fue contundente: la compañía afirmó que la decisión era "irreversible".
Fanizza explicó que los directivos expusieron el mismo argumento que ya circulaba públicamente: el escenario actual vuelve más rentable la importación que la producción local. Según detalló, la empresa justificó su salida en la flexibilización del régimen de importaciones y en un clima que, a su entender, desalienta la continuidad industrial. El gremio reprocha que, pese a respaldarse en números propios, Whirlpool no haya presentado alternativas para sostener la actividad ni anticipado cambios de magnitud. "La producción había bajado, pero seguían haciendo 400 o 500 lavarropas por día. Para nosotros no es poco", remarcó.
El dirigente destacó además que la planta tenía un proceso productivo integral. "Arrancaban desde el rollo de chapa y terminaban con el lavarropas listo para despacho", explicó, señalando que no se trataba de una línea de ensamblado sino de una operación completa, con fuerte componente metalúrgico. Esto, enfatizó, potencia el impacto del cierre sobre trabajadores directos e indirectos.
Con respecto al futuro inmediato, Fanizza confirmó que el gremio avanzará en la negociación de indemnizaciones "respetando como piso la Ley de Contrato de Trabajo y peleando de ahí para arriba". No obstante, volvió a remarcar que la prioridad siempre fue sostener los puestos. "La empresa decidió quedarse solo con oficinas comerciales. Es una decisión que no acompañamos", expresó.
El referente de la UOM afirmó que el contexto nacional influyó directamente en la maniobra de la multinacional y que otras firmas ya habían adoptado decisiones similares. Mencionó los recientes casos de Kimberly-Clark, Ilva y otras plantas que cerraron sin recurrir a medidas previas como suspensiones o adelanto de vacaciones. "Hoy las empresas directamente cierran porque tienen la venia del Gobierno Nacional para hacer lo que quieran, bajo ningún costo", advirtió.
Fanizza sostuvo que en varias ocasiones se vio a trabajadores despedidos sin pago de indemnizaciones completas o con salarios adeudados, y que la organización sindical intenta contener estos procesos con las herramientas disponibles en la Provincia. Sin embargo, alertó que, sin un cambio en la política económica y en el manejo de las importaciones, el panorama es "sumamente preocupante".
"Si no cambia el rumbo, esto va a terminar en muchos despidos, en protesta y en represión. Ya lo hemos vivido", señaló, marcando su preocupación por los efectos sociales del creciente repliegue industrial.
En medio de una ola de despidos y cierres de empresas, los trabajadores de Whirlpool fueron las víctimas en esta ocasión. Mientras tanto, la UOM espera una nueva reunión con la empresa para definir los pasos a seguir y tratar de asegurar condiciones lo menos perjudiciales posibles para los empleados que hoy atraviesan un escenario de incertidumbre y desolación.

