Tal vez sea el azar el que ha hecho que julio reúna en pocos días Fiestas Patrias, conmemoraciones tan significativas a nuestro entender de diferentes naciones. Por supuesto nos referimos a ese heroico 14 de julio de una Francia campeona en la lucha por la libertad, precedido por un 4 de julio que anunciaba nuevos tiempos en América del Norte, pero ya más cerca en el tiempo y más ligado a nuestros corazones el 9 de julio nos recuerda el austero y cívico ritual que nos instituyera como nación independiente y el 18 de julio nuestros hermanos uruguayos a su vez, conmemoran su nacimiento como nación independiente.
En el camino de la emancipación, arduo, doloroso y muchas veces heroico, “los pueblos americanos” como le gustaba decir a Baltasar Hidalgo, padecieron la acción de naciones imperiales (léase Gran Bretaña y otros) que miraban con sospecha y preocupación el surgimiento de países poderosos (dada sus posibilidades) y portadores de ideas inaceptables en aquellos tiempos como las de república, democracia, libertad, igualdad, fraternidad.
Dónde iremos a parar...
Se dirían y preparaban y ejecutaban acciones tendientes a dividir y debilitar las nuevas naciones. En este caso, la ingeniería diplomática imperial inglesa se propuso que la Banda Oriental se constituyera en una nación independiente, esto impediría, se afirmaba, que Brasil y las Provincias del Río de La Plata cayeran en reiterados enfrentamientos.
Sin embargo el origen común, la fuerte unidad cultural y podría decirse el infinito entrecruzamiento de familias e intereses ha hecho que la relación entre las naciones rioplatenses sea en alguna medida indestructible. Eso no significa que como toda familia ha estado muchas veces atravesada por conflictos y malos entendidos. Hoy, superados o en trance de superación ciertos conflictos nuestras dos naciones viven una etapa que se anuncia como fructífera.
Dejando de lado los avatares de la política, que se nos aparecen hasta cierto punto imprevisibles, podemos afirmar sin embargo, sin ninguna duda, que en el ámbito cultural, argentinos y uruguayos tenemos una fuerte identidad compartida, bastaría recordar, que Bartolomé Hidalgo indiscutido fundador del género gauchesco era oriental y soldado de Artigas, el tango también es una creación que compartimos los dos pueblos, agréguele a eso la pasión futbolera e infinidad de costumbres y rituales que aunque no parezcan sustanciales dibujan un estilo de vida, como el hecho de matear o compartir una guitarreada.
Para coronar como se debe estas reflexiones vaya este poema-milonga de Jorge Luis Borges quien sabía recordar con no poco orgullo a sus lejanos parientes uruguayos.
E.R.
Milonga para los orientales
Milonga que esta porteño
dedica a los orientales
agradeciendo memorias
de tardes y de ceibales.
El sabor de lo oriental
con estas palabras pinto,
es el sabor de lo que es
igual y un poco distinto.
que se van quedando lejos;
Milonga de tantas cosas
la quinta con mirador
y el zócalo de azulejos.
En tu banda sale el sol
apagando la farola
del Cerro y dando alegría
a la arena y a la ola.
Milonga de los troperos
que hartos de tierra y camino
pitaban tabaco negro
en el Paso del Molino
A orilla del Uruguay,
me acuerdo de aquel matrero
que lo atravesó prendido
de la cola de su overo
milonga del primer tango
que se quebró, nos da igual,
en las casas de Junín
o en las casas de Yerbal.
Como los tientos de un lazo
Se entrevera nuestra historia,
esa historia de a caballo
que huele a sangre y a gloria.
Milonga de aquel gauchaje
que arremetió con denuedo
en la pampa que es pareja,
o en la Cuchilla de Haedo.
¿Quién dirá de quiénes fueron
esas lanzas enemigas
que irá desgastando el tiempo
si de Ramírez o Artigas?
Para pelear como hermanos
era buena cualquier cancha;
que lo digan los que vieron
su último sol en Cagancha
hombro a hombro o pecho a pecho,
¡Cuántas veces combatimos
¡cuántas veces no corrieron,
Cuántas veces los corrimos!
Milonga del olvidado
que muere y que no se queja;
Milonga de la garganta
tajeada de oreja a oreja.
Milonga del domador
de potros de casco duro
y de la plata que alegra
el apero del oscuro.
Milonga de la milonga,
a la sombra del ombú,
milonga del otro Hernández
que se batió en Paysandú.
Milonga para que el tiempo
vaya borrando fronteras;
Por eso tienen los mismos
colores las dos banderas.
Jorge Luis Borges (1899-1986)
Este poema pertenece al poemario PARA LAS SEIS CUERDAS de 1965 y ha sido extraído de JORGE LUIS BORGES OBRA POÉTICA 1927.1977. Emece Editores (Buenos Aires 1977)
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