Fue alumno del tradicional establecimiento desde el año 1953. Formó parte de la primera promoción de egresados en el año 1957. Desde 1978 integraba la cooperadora y presidió el organismo desde 1983.
Aduciendo problemas de salud, renunció a su cargo de presidente de la cooperadora del Instituto Almafuerte de Pilar, el reconocido vecino Miguel Saric. “Como todos saben mi mayor problema es la perdida de la visión. Eso no me permite leer ni firmar documentación importante relacionada a temas de la escuela", justificó en el programa “La Mañana de Resumen” de FM Del Sol.
“No me llevo de arriba este retiro -dijo en su mensaje de despedida antes sus pares de comisión directiva el veterano dirigente-, me invade la nostalgia de tantos años de lucha, pero me reconforta saber que esta institución puede seguir acompañada por las personas adecuadas, para llevar adelante aquella notable visión de los fundadores”.
La relación de Miguel Saric con el tradicional instituto secundario de Pilar viene desde antes de su creación como tal. “He pasado muchos años en esta querida institución. Desde 1953 como alumno del curso inicial y, como tal, integrante de la primera promoción del año 1957 del Almafuerte. Desde 1978 he tenido el gusto de integrar la cooperadora, y desde 1983 hasta la fecha he sido su presidente”, recordó.
Historias paralelas
“Cuando en el año 1952 finalicé mis estudios primarios, no existía en Pilar ningún colegio de nivel secundario. El secundario más cercano, y solamente para varones, era el Instituto Angel D’Elía, de la localidad de San Miguel, y el viaje era un obstáculo para varios de nosotros”, historió el ex concejal.
“Sin embargo, varios jóvenes pilarenses tuvimos la suerte de que en el año 1953 comenzara a funcionar un colegio mixto de enseñanza secundaria, y gracias a ello pude cursar estudios que de otra manera no hubiera podido”, agregó.
“Los estudiantes de ese primer año, no sabíamos si los estudios que estábamos cursando serían reconocidos, porque el colegio todavía no tenía autorización para funcionar. Los padres de los alumnos, tampoco sabían quién pagaría los gastos de los profesores, el alquiler del lugar. No lo sabía la gente, pero si sus fundadores, que darían clases sin cobrar, y habían hablado con otros profesores para que lo hicieran en las mismas condiciones. Así comenzó la historia de este colegio, con profundo sentido social”, reseñó.
“Hoy, en la hora de la despedida agradezco a todos los que formaron y forman parte de esta institución, ya sea como directivos, profesores, personal no docente, alumnos, colaboradores, y a los sucesivos integrantes de las cooperadoras que me han acompañado en todo este largo período de gestión”, concluyó Saric.
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