El conflicto entre los trabajadores de ILVA y la empresa de porcelanatos sigue sin solución y ya superó las tres semanas, transformándose en uno de los conflictos laborales más importantes del año en el distrito. La firma despidió a 300 operarios a comienzos de septiembre, amparándose en la normativa que le permite abonar solo el 50 por ciento de las indemnizaciones. Pese a la conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo, vigente hasta el 24 de septiembre, la compañía no reincorporó a los despedidos ni cumplió con el pago de salarios y quincenas en tiempo y forma, lo que generó un clima de creciente tensión que se replica en cada jornada de protesta.
Desde entonces, los trabajadores vienen desplegando distintas acciones para visibilizar su reclamo. La semana pasada ya habían bloqueado accesos al Parque Industrial de Pilar y también marcharon hasta la sede local del Ministerio de Trabajo, donde se realizaron varias audiencias sin avances concretos. Ante la falta de respuestas, decidieron trasladar su protesta al centro de Pilar y luego volver a bloquear los accesos al complejo fabril más grande del país.
El jueves desde la madrugada, intensificaron su plan de lucha: quemaron cubiertas y tocaron bombos en los tres ingresos al Parque Industrial, entre ellos la avenida Frondizi, Fátima a la altura del country CUBA y el paso liviano de El Petrel, en un bloqueo total que impidió la entrada de colectivos, camiones, vehículos particulares, peatones y motos. Sobre la autopista se formaron largas filas de camiones y colectivos sin poder ingresar, mientras centenares de personas aguardaban en los accesos o caminaban por el costado de la ruta para llegar a sus puestos de trabajo. Recién pasado el mediodía levantaron los cortes, aunque aclararon que las medidas podrían retomarse si no hay avances en la negociación.
La jornada continuó este viernes con una movilización que partió desde la Plaza 12 de Octubre, en pleno centro pilarense, y culminó frente a la delegación del Ministerio de Trabajo. Allí, los manifestantes reclamaron ser recibidos y exigieron una respuesta concreta, aunque fuera por vía virtual. “El tema de las tres entradas del Parque Industrial fue parte de la movida que hicimos ayer. Después marchamos hasta el ministerio para que alguien nos escuche y les haga saber a ellos que deben dar una respuesta”, relató Marcelo Barrionuevo, uno de los empleados de ILVA, quien remarcó que, según la ley, deberían haber cobrado la quincena.
Los operarios, que reconocen las molestias que generan estas medidas en otros trabajadores del Parque Industrial, insisten en que su situación es “insostenible” porque llevan semanas sin ingresos y sin cobertura médica para sus familias. “Este fin de semana vamos a dialogar cuáles serán los pasos porque el lunes tenemos otra audiencia. Ahora esperamos la quincena. Espero que Dios nos ayude porque no tenemos nada de plata y tenemos que llevar respuesta a nuestros hogares”, agregó Barrionuevo.
La protesta de ayer también buscó poner en evidencia la contradicción que, según los manifestantes, atraviesa al conflicto: mientras ellos llevan más de 20 días sin cobrar y sin certezas, la empresa continuó presentando y comercializando productos elaborados en los meses previos. Esa situación alimenta aún más el malestar de los despedidos, que sienten que su trabajo quedó en los depósitos de la firma sin que se les reconozca el esfuerzo.
Por ahora, las negociaciones siguen trabadas y la incertidumbre se extiende. El lunes está prevista una nueva audiencia en el Ministerio de Trabajo y, de no obtener respuestas, los trabajadores no descartan volver a endurecer las medidas de fuerza, en un conflicto que ya afecta no solo a las familias de los despedidos sino también a miles de personas que diariamente ingresan al Parque Industrial más grande del país.
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