Los trabajos realizados tanto en la ruta 8 como en la 25 prometen ser importantes avances en los ingresos al distrito, sin embargo, el período de obra parece no estar a la altura de las necesidades en materia de seguridad vial.
Es innegable el avance en las obras de dos importantes arterias de ingreso al distrito como son las rutas 25 y 8. Inclusive, se dio a conocer que esta última espera por un nuevo proceso de licitación para continuar trabajando en el tramo que resta entre la intersección con la ruta 234 y la calle Guido. Sin embargo, no todo es color de rosas, y en el afán de saldar una larga deuda en materia de obras, los detalles que se pasan por alto terminan convirtiéndose en un riesgo para los vecinos.
Un claro ejemplo de esto es la falta de funcionamiento de los semáforos de ambas calzadas, que se han presentado como una recurrente observación -y también queja- de los usuarios regulares que ven de cerca las crecientes probabilidades de que se produzca algún tipo de accidente.
Y esa apreciación no tardó en convertirse en realidad, ya que el pasado domingo al igual que en semanas anteriores, dos nuevos hechos dieron cuenta de la problemática. Uno ocurrido en la ruta 8 y Saraví a la altura de La Lonja causando algo de revuelo entre un par de conductores, pero el más llamativo fue el ocurrido en la 25 alrededor de las 5.30 de la tarde, que dejó una escena con escalofriantes imágenes para los transeúntes.
“Venía por la ruta 25 mano a Pilar Centro, y me encontré una vez más con una obra donde no hay nada señalizado, no hay semáforos que funcionen y muchas otras cosas más. Cuando estoy llegando a la altura de una de las calles que entra a San Alejo (Dr., Penna), otro auto que venía de frente (mano a Villa Rosa), llegando a esa intersección se cruzó de carril en contramano. Frené todo lo que pude y traté de esquivarlo, pero terminamos chocando. Mi auto dio un trompo, cayó en uno de los pozos de la ruta y volcó”, contó a Resumen, Mauro Bello, un vecino del distrito que vivió en primera persona uno de los accidentes del fin de semana, el cual llamó la atención de una multitud que pasaba por allí.
Sorprendentemente, a pesar de las imágenes que los presentes podían apreciar con un auto ferozmente volcado y destrozado por la colisión, el joven sufrió apenas unos golpes y terminó con algunos dolores en la espalda y cuello por la brusquedad del impacto.
“Estuve en shock por unos instantes y sin darme cuenta llegué a ponerme a buscar el celular antes de salir del auto, la gente se acercó para ver cómo estaba y se sorprendía al ver mi estado. Incluso los agentes de la policía que llegaron me preguntaron varias veces si era yo quien venía conduciendo el auto porque no creían que pudiera ser cierto”, relató.
Una vez más relajado, luego del siniestro en el cual ninguno de los implicados tuvo que lamentar heridas de gravedad, la reflexión apuntó nuevamente al estado en el que se encuentra la ruta, que, a pesar de ser pensado como un progreso a futuro, no tiene que descuidar el presente de quienes la transitan día a día.
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