Hace más de siete años reclaman el arreglo de la calle Francia, el acceso al barrio. Con las lluvias se vuelve intransitable, impidiendo la movilidad de los vecinos.
Los vecinos de Santa Coloma, ubicado entre Manzanares y Fátima, hace más de siete años reclaman el arreglo de sus calles, sobre todo Francia, que representa el acceso al paraje. Con el inicio de la gestión del intendente Nicolás Ducoté los frentistas iniciaron nuevamente los reclamos, pero nada ha cambiado.
“Desde la gestión anterior que veníamos reclamando. Llegaron a decir que iban a asfaltar y que iba a pasar una línea de colectivos, porque estamos a 3,2 kilómetros de Manzanares que es por donde sí pasa. Con la nueva gestión arrancamos en noviembre de 2016 a realizar los reclamos, en enero de 2017 presentamos una carta firmada por las 25 familias del barrio, que hoy son más”, explicó a Resumen, Nicolás Aguilera, vecino del lugar.
A pesar de los expedientes que han iniciado en la Municipalidad, los reclamos al 147, las quejas en Atención al Vecino tanto de Fátima como de Manzanares, aún no ha habido respuestas y con el cambio de organigrama se modifican los responsables de recibir las quejas: “Cada vez que cambia el organigrama, cambia la gente, siempre hay alguien distinto. El expediente está en lugares distintos”, añadió el vecino.
La Comuna se encuentra arreglando el acceso a la zona (Río Hondo) pero según relató Aguilera aún quedan 500 metros que son cruciales para que los vecinos puedan realizar el ingreso y egreso de Santa Coloma sin tantas complicaciones. “Faltan cinco cuadras. No tiene sentido que hagan las cosas por la mitad, porque seguimos sin poder entrar o salir si llueve”, dijo.
Hace tres semanas recibieron la visita de Juan Manuel Moraco, secretario de Gestión Territorial III y Aguilera afirma que él les aseguró que la única solución era el asfalto “pero que no estaba en los planes del cronograma y que no iba a estar”. “Las calles son de tierra negra, no hay ni entoscado. No entran ambulancias, ni bomberos, ni remises, ni el patrullero si llueve”, relató Aguilera.
Además, explicó que la situación se vuelve crítica en casos de emergencia pero que debido a la inaccesibilidad, hasta para cuestiones básicas como realizar mandados, deben recorrer más de 3 kilómetros: “No tenemos para comprar víveres o garrafas, no tenemos servicio de gas natural ni nada. No pasa nadie, ni el recolector de basura. Tenemos que juntarla y llevarla al punto más cercano, no hay seguridad, no hay luminaria excepto la de la cooperativa”, expuso.
“Esto es una desidia total, es como si estuviésemos en el fin del municipio. Nosotros estamos pagando los impuestos y no recibimos ninguna retribución, estamos donando el dinero a la Comuna para cualquier otro barrio, pero en el nuestro no hacen nada”, cerró Nicolás Aguilera.
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