Joaquín Merlo sufre de neurofibromatosis tipo 1. El pasado mes de julio, un juez ordenó a la empresa proveedora que entregara el elemento, pero el Hospital Garraham, donde van a operar al chico, informó a la madre que la importadora niega tener tal decisión judicial.
Para la docente Alma Zelaya, vecina de Villa Astolfi, la lucha para conseguir una prótesis para su hijo Joaquín Merlo, de 12 años, sigue siendo una verdadera odisea. El chico padece una neurofibromatosis tipo 1 de nacimiento, que le produjo una importante deformación en su columna vertebral.
Tras luchar contra la obra social IOMA y las empresas importadoras que se negaban a otorgar un presupuesto para avanzar con los trámites, Zelaya obtuvo un fallo judicial que obligaba a Johnson & Johnson “no sólo a entregar el presupuesto, sino también a facilitar el material solicitado”.
Sin embargo, y pese al fallo favorable, hasta la fecha la proveedora no cumplió con lo ordenado por la Justicia. “Nos encontramos con la sorpresa que al concurrir al Hospital Garraham, donde ya está cubierta la intervención quirúrgica, nos informaron que la empresa niega tener tal imposición judicial, así que volvimos a foja cero y el estado de salud de mi hijo empeora cada día”, lamentó Zelaya, en declaraciones al programa “La Mañana de Resumen”, de FM Del Sol (91.5).
Hace tres años, el niño fue operado y se le colocó una prótesis de 18 tornillos. Sin embargo, una de las placas se rompió hace un año, produciéndole una grave lesión interna con peligro de que rompa los tejidos y se externalice.
A partir de este inconveniente, la vida cambió radicalmente para Joaquín, ya que tiene que tener mucho cuidado al desplazarse. “Mi hijo debió dejar de ir al Colegio Nuestra Señora de Luján, donde estudiaba. Las autoridades del colegio le nombraron una maestra tutorial y desde ayer tiene una maestra domiciliaria que viene a darle clases a casa”, expresó.
Las penurias para Zelaya comenzaron cuando la obra social IOMA, le pidió un presupuesto de la nueva prótesis que deben colocarle a su hijo. “Es una prótesis de 24 tornillos marca Spelium y la única empresa importadora del producto se negó en su momento a presupuestarla, aduciendo que IOMA hace tiempo que está atrasada con el pago de sus prestaciones”, recordó la docente.
“Los médicos que atienden a Joaquín ya me dijeron que cualquier movimiento brusco puede provocar que la placa de platino que se soltó, rompa la los tejidos y la piel y quede expuesta. Hoy Joaquín está literalmente entre paños de algodón por ese motivo. No sé por qué en nuestro país un chico de 12 años puede estar padeciendo tanto”, sentenció.
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