El presidente de la Academia Nacional de Educación visitó el campus local de la casa de altos estudios y expuso sobre la problemática escolar.
En el marco de la V Jornada Académica de Gestión y Dirección de Instituciones Educativas organizada por la Escuela de Educación de la Universidad Austral, el presidente de la Academia Nacional de Educación, Pedro Luis Barcia, expuso su conferencia “La lengua, ¿escalada de violencia o puente dialogal?”.
La exposición del académico se dio el jueves en el primer día de la jornada, que se llevó a cabo en el campus de la universidad en Pilar, bajo el lema “Instituciones Educativas: clima, conflicto y diálogo”.
La actividad concluyó hoy con la exposición de Max Gulmanelli, subsecretario de Gestión Educativa del Gobierno de la Ciudad, acerca de “Acuerdos y diferencias, el desafío de ser y hacer comunidad educativa“.
En su alocución, el presidente de la Academia Nacional de Educación expuso primero acerca de la importancia de la enseñanza en el uso del lenguaje y los matices en las apreciaciones.
De este modo, agregó: “los matices evitan caer en los extremos o en el acostumbramiento: el alumno vive diciendo que se aburre en clase. El acostumbramiento es la muerte de la clase y de la creatividad. Hay un mínimo de histrionismo que hay que manejar”.
En segundo lugar, el profesor emérito de la Universidad Austral, destacó la ubicuidad que posee la violencia hoy en la sociedad. “La escuela es una caja de resonancia de varias de esas causas”, enfatizó. Entre esas causas, mencionó la anomia de la familia que dejó de lado los acuerdos, la formación actitudinal de los hijos. “El carnet de auto conducción lo debe extender la familia, no la escuela”, sostuvo.
Frente a esta situación sugirió la incorporación del diálogo como contenido y método de enseñanza en las escuelas.
Según el experto, “el diálogo interactivo ha alejado a los alumnos del diálogo real”. Esta capacidad de dialogar es, según Barcia, importante porque supone incorporar el respeto que significa “mirar dos veces la misma cosa”.
Por último, la enseñanza del diálogo debe permitir el desarrollo de la capacidad de preguntar. “La muerte de la pregunta debiera preocuparnos”, concluyó.
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