Desde que en diciembre del 2024 la justicia habilitó el funcionamiento parcial de la Central Matheu III de SCC Power (ex Araucaria), ubicada en Villa Rosa, los vecinos se encuentran –nuevamente– en la lucha para erradicar de forma definitiva la termoeléctrica.
La justicia, en respuesta a la solicitud de la empresa de volver a funcionar justificando dicho pedido en la emergencia energética, permitió el funcionamiento “con tres turbinas en el horario comprendido entre las 9 y 21 y por el término de tres meses, eventualmente renovable por otro período de igual término y por única vez; ello con el objeto de garantizar el suministro del sistema eléctrico en la crisis descripta”.
Grupos de vecinos, desde aquel día, han solicitado en reiteradas oportunidades que la medida se revoque y, en una nueva solicitud, la organización 1810 Vecinos Unidos por Pilar, liderada por Raúl Regis, ha enviado una carta al intendente Federico Achával para que éste sea el intermediario con el juez federal Adrián González Charvay.
“Mientras escribimos estas palabras los vidrios tiemblan, la vibración se siente en el pecho, tuvimos que pedirles a nuestros hijos que entren para cerrar las puertas y ventanas porque ya el ruido era insoportable. Nos quitaron el derecho a vivir en salud dentro de nuestros hogares. Lo más sagrado que tenemos”, expresaron en las primeras líneas del documento al que accedió Resumen.
Asimismo, indicaron tener “el corazón desbordado de frustración, de impotencia, de angustia” por no saber “a quien más acudir” con la problemática, ya que a pesar de que hubo estudios que demostraron “que lo ruidos no permitían un ambiente sano y atentan contra nuestra salud física y mental (…) sigue funcionando (la central) sin importar todo el daño y la tortura que irrumpe”.
“Señor Juez, con el dolor en el alma le escribimos estas palabras porque nos sentimos solos. Abandonados por quienes tienen la obligación de resguardar nuestros derechos más básicos. Hoy estamos nuevamente solos. Los ruidos y la vibración convirtieron nuestros hogares en un infierno”, destacaron.
Sumaron que “desde el momento que encendieron por primera vez las termoeléctricas de Matheu, nuestras vidas cambiaron para siempre. Lo que antes era nuestro hogar, nuestro refugio, nuestro espacio de descanso y tranquilidad, el lugar que elegimos para criar a nuestros hijos, se ha convertido en nuestra peor pesadilla”.
“El ruido es constante, ensordecedor, la vibración es enloquecedora”, agregaron y de forma contundente, plantearon que “lo que antes era nuestro hogar, hoy nos enferma”.
La organización, además, planteó que “esta industria ni siquiera cuenta con las habilitaciones necesarias para funcionar, se encuentra en una zona residencial lo cual está prohibido para su categoría (más allá del incoherente COT) y está demostrado fehacientemente que ocasiona daños al ambiente y los seres vivos”.
Si bien afirmaron ser “conscientes de la necesidad energética”, argumentaron que “muchas medidas podían haberse realizado en su momento para no llegar al verano y aplicar la solución más fácil y económica sacrificando a los vecinos”.
“Solicitamos por favor que anule el permiso provisorio al menos, y que pueda operar solamente en momentos de necesidad real (comprobable). Operan todos los días, aún con 24 grados de temperatura los fines de semana que las industrias no trabajan”, explicaron.
Por último, pidieron también que “al finalizar estos tres meses de habilitación provisoria no vuelva a renovar permiso alguno y dictamine su inminente traslado a una zona apta para industrias de tercera categoría siendo coherente con las disposiciones legales, normativas, éticas y de sentido común”.
Dejar un comentario