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Desde la red del Río Luján advirtieron sobre las actividades que complican el escurrimiento del agua tras lluvias intensas. La ocupación de humedales por barrios cerrados y la sobrecarga del río por canales clandestinos, preocupaciones principales.
Ante la posibilidad de nuevas precipitaciones y más damnificados ante eventuales inundaciones, los integrantes de la Red del Río Luján sentaron su posición acerca de las obras que se están desarrollando en la zona y advirtieron sobre propuestas –planteadas por el Plan Integral y Proyecto de Obras de Regulación y Saneamiento del Luján, elaborado a pedido del Gobierno de la provincia de Buenos Aires en el año 2015- que, si bien en principio están orientadas a mitigar la problemática, podrían causar nuevos conflictos. Principalmente, se mostraron preocupados por una serie de actividades “que vienen complicando el escurrimiento del agua” ante lluvias intensas.
“Entre las más importantes se encuentran la ocupación de los humedales por barrios cerrados (y también por centros comerciales, industriales y logísticos), que reducen el paso del agua al ocupar ecosistemas que son grandes reservorios naturales de agua; y la sobrecarga del río debido a canales clandestinos, que drenan rápidamente el agua de los campos hacia él”, remarcaron los integrantes de esa entidad en un comunicado. Además, sumaron su preocupación por “la compactación del sueldo derivada del monocultivo de soja” que según manifestaron, “impide que el agua se infiltre” y se dirija al río.
En este contexto, se mostraron a favor de la ampliación los 35 puentes propuesta por el Plan Integral “para facilitar el escurrimiento del río en momentos de inundación”; de la “supresión de canales clandestinos” y la reubicación de infraestructuras –como barrios cerrados y parques industriales- que impiden el paso del agua; y de la gestión de obras “desde un Comité de Cuenca del Río Luján (COMILU) debidamente constituido”.
Por último, se mostraron en contra “de la ampliación de solo nueve puentes” (en Mercedes, Luján y Pilar) y que, en cambio, se conserve en su ancho original el puente de la ruta 9 –Panamericana ramal Campana- que constituye uno de los escollos más importantes para que el agua fluya. También se opusieron al ensanche de 48 metros del río porque significa “la alteración radical de su funcionamiento”; a la gestión de obras desde el Ministerio de Infraestructura de la Provincia (MINFRA); y a la construcción de un nuevo canal aliviador paralelo al canal Santa María “que no tiene justificación hidráulica ni ambiental alguna y solamente beneficia a un nuevo emprendimiento urbanístico”.
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