En la Casa de Retiros “El Cenáculo – La Montonera”, en Pilar, comenzó este lunes la 127ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), que reúne a los obispos de todo el país para reflexionar y trabajar sobre los principales desafíos pastorales de la Iglesia.
La jornada de apertura se inició con una memoria agradecida por los nuevos nombramientos episcopales y un homenaje a los obispos fallecidos, a cargo del secretario general de la CEA, monseñor Raúl Pizarro. Luego, el presidente del Episcopado, monseñor Marcelo Daniel Colombo, presentó una reseña del trabajo de la Comisión Ejecutiva desde la última Asamblea.
El encuentro contó también con la presencia del nuncio apostólico, monseñor Miroslaw Adamczyk, quien dirigió un mensaje a los prelados en el que destacó la vitalidad de la Iglesia argentina y el impulso que ha generado la exhortación apostólica Dilexi Te, del papa León XIV. Adamczyk deseó a los obispos “un fecundo tiempo de trabajo y discernimiento en comunión fraterna”.
Durante el primer día, los obispos compartieron un intercambio pastoral, abordando los desafíos y acciones de las distintas regiones, comisiones y diócesis del país. La jornada concluyó con la Misa de Apertura, presidida por monseñor Colombo, quien en su homilía invitó a los prelados a vivir este tiempo “como una fiesta de la fraternidad ministerial” y a fortalecer la colegialidad “al servicio de la Iglesia en la Argentina”.
En su mensaje, Colombo recordó que el encuentro se desarrolla en el marco del Año Jubilar de la Esperanza, convocado por el papa Francisco con motivo de los 1700 años del Concilio de Nicea. “Estamos llamados a poner signos de esperanza allí donde la realidad nos desafía crudamente”, expresó.
El arzobispo de Mendoza reflexionó sobre el Evangelio de Lucas y el llamado de Jesús a invitar a los pobres y marginados al banquete, destacando que “vivir según esa perspectiva conmueve nuestra escala de valores” y que “el afecto por el Señor se une al afecto por los pobres”.
Asimismo, instó a los cristianos a comprometerse con la defensa de la vida y la dignidad humana en todas sus etapas, y denunció las “estructuras de injusticia” que excluyen a los más vulnerables. “Es responsabilidad de todos los miembros del pueblo de Dios hacer oír una voz que despierte, que denuncie y que se exponga, aun a costa de parecer estúpidos”, citó Colombo, retomando palabras del papa León XIV.
El presidente del Episcopado también reflexionó sobre la necesidad de fortalecer la “amistad social” y la participación sin exclusiones en la vida pública, subrayando que “la construcción permanente de consensos debe ser el norte de quienes quieran gobernar con amor, inteligencia y pasión por el bien de su pueblo”.
En los próximos días, los obispos continuarán las deliberaciones en torno al lema de esta asamblea: “La actitud profética que el Señor pide a su Iglesia”, con la mirada puesta en la sinodalidad, la escucha recíproca y el compromiso con los pobres y el cuidado de la Casa Común.
“Que la sabiduría del diálogo, la misericordia que acoge y la alegría de la esperanza nos impulsen a construir una Patria con verdadera amistad social y orientada al bien común”, concluyó Colombo.
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