El tiempo es tirano y hasta los pueblos crecen rápidamente. La imagen del primer banco local muestra la gran transformación del distrito a lo largo de su historia.
El crecimiento de Pilar es un hecho que se encuentra en boca de todos los que conocen un poco de la historia del partido, sin embargo, es un pequeño grupo el que tiene la posibilidad de contar lo que ha sido el progreso de la ciudad de primera mano.
La frase “una imagen vale más que mil palabras” cobra mayor sentido cuando hay que referirse a la transformación de un lugar, y este es un claro ejemplo de esto. Hablamos de un hecho que en su momento fue de gran importancia porque significó la posibilidad de contar con una institución bancaria propia y no tener que depender de los vecinos partidos de Luján o Exaltación de la Cruz, pero a su vez, es la viva imagen de lo que ha sido la mutación de nuestro distrito.
Un vecino, Carlos Alberto Pagani, dio a conocer documentos en los cuales se muestra como su abuelo, Antonio Pagani, construyó y adaptó un edificio en la esquina de Rivadavia y Lorenzo López, el cual luego le alquilaría al Banco Provincia de Buenos Aires, en 1931, para que allí se instalara el primer banco pilarense. Con una foto que muestra el antiguo edificio, también relata como en 1936 fue vendido definitivamente a la institución, y en 1978 fue demolido para construir la actual sede.
Las señales más elocuentes del paso del tiempo, las da el contrato firmado entre Antonio Pagani y el Banco Provincia, donde se celebra el alquiler de dos locales edificados para ser “ocupados por las oficinas de la sucursal a instalarse en esa localidad, y casa habitación para el gerente de la misma”.
Asimismo, los ya acostumbrados a los precios de hoy en día, también podrían verse sorprendidos con los módicos “400 pesos (moneda nacional) mensuales” que el locador estaba dispuesto a percibir por el alquiler de sus propiedades. Y da señales que tampoco se pensaban en la inestabilidad económica actual, ya que el compromiso era por “cinco años, con opción por parte del Banco a prorrogarlo hasta tres años más, en las mismas condiciones”.
Finalmente, con la rúbrica de ambas partes, ese 1º de febrero de 1931 se oficializaba el contrato por el cual la entidad bancaria desembarcaría en el distrito, y hoy, a más de 87 años de ese día, los vecinos aún pueden encontrar en esa misma esquina la sucursal del Provincia.
Esta, como muchas otras historia, forman parte de una identidad forjada hace ya mucho tiempo, la cual una gran parte de los pilarenses se esfuerza por mantener viva, a pesar de los tiempos modernos que corren cada vez más rápido.
Rodrigo Etchart
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