Con un clima ideal y una gran convocatoria, este sábado se llevó a cabo la octava edición del Classic Park en el sector hípico del country Highland Park, en Pilar. El evento, ya consolidado como una cita obligada para los fanáticos de los autos clásicos, deportivos y antiguos, volvió a deslumbrar con una muestra de más de 200 joyas mecánicas que hicieron vibrar al público con su diseño, su historia y el inconfundible rugido de sus motores.
Desde temprano, el predio se transformó en un museo al aire libre que combinó nostalgia, elegancia y pasión automovilística. Bajo un sol radiante, las filas de autos cuidadosamente exhibidos invitaban a recorrer un siglo de historia sobre ruedas. Entre los modelos más admirados, Ferrari y Porsche volvieron a ser protagonistas indiscutidos, con ejemplares que relucieron entre los flashes y despertaron la fascinación de grandes y chicos.
Pero la variedad fue uno de los sellos del encuentro: Mercedes Benz de todas las épocas, Ford Mustang de los años 60 y 70 —junto a versiones más modernas—, BMW, Fiat 600, Cadillacs, Peugeot 404 y 504, Alfa Romeo de distintas generaciones, Bugatti antiguos, y clásicos del rally como el Lancia Delta, el Mitsubishi Lancer, el Subaru Impreza y el Nissan GTR formaron parte del imponente parque automotor que copó el predio.
Entre las verdaderas joyas históricas se destacó un Packard de 1926, con un majestuoso motor de ocho cilindros y seis litros de cilindrada, que se convirtió en una de las piezas más admiradas por su imponente presencia y su impecable estado de conservación. También llamó la atención un Ford A de los años 30 y varios Pontiac que trajeron al presente el esplendor de la era dorada del automovilismo norteamericano.
El Classic Park volvió a demostrar que es mucho más que una exposición: es una celebración de la cultura automotriz, donde el público puede apreciar de cerca máquinas legendarias, conversar con sus propietarios y disfrutar de un ambiente familiar y distendido. En cada encendido de motor, los visitantes se agolpaban alrededor para escuchar esa “sinfonía mecánica” que sólo los autos clásicos pueden ofrecer, un sonido que despierta recuerdos y pasiones.
El evento contó además con un patio gastronómico, música en vivo, sorteos y stands de auspiciantes, que aportaron color y entretenimiento durante toda la jornada. La combinación de motores, buena música y un día soleado hizo del encuentro una verdadera fiesta para los sentidos.
Sobre el cierre, se realizó la entrega de premios a los autos más destacados en distintas categorías, reconociendo la originalidad, el diseño, la conservación y la historia de cada modelo. Los ganadores recibieron sus distinciones entre aplausos y fotos, en un ambiente de camaradería y orgullo compartido.
Con esta octava edición, el Classic Park reafirmó su lugar como uno de los eventos automovilísticos más importantes de la región, capaz de reunir a coleccionistas, restauradores, aficionados y familias enteras en torno a una misma pasión: la de los autos que marcaron una época y siguen despertando admiración generación tras generación.
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