La institución destinada a trabajar por la prevención primaria de la salud física y mental de los individuos, se mostró alertada ante el aumento de casos en los que las niñas simulan ser adultas, y ofreció consejos a los padres.
A lo largo de los años, las tendencias en moda y vestimenta fueron cambiando. Actualmente se puede apreciar ese drástico cambio en el vestir de algunas niñas que eligen, o exigen, simular ser mayores. Además, gestos y actitudes que denotan una edad que no tienen.
“En el vestuario de nuestras hijas mujeres nos fuimos despojando de moños, encajes, vestidos primorosos para ir sumando una vestimenta cargada de brillos, animal print, calzas ajustadas, escotes, incluyendo maquillaje y esmaltes. Pasó de ser una atuendo delicado a una vestimenta sexy”, indicó la licenciada Emilia Elisa Canzutti, co-fundadora de Momento Cero.
Esta institución se encuentra destinada a trabajar en la prevención primaria de la salud física y mental de los individuos, intentando prevenir la enfermedad y los desórdenes emocionales que pueden traer drásticas consecuencias en el futuro cercano.
Ante esta situación, los padres muchas veces no saben hasta dónde permitir este “juego” en el cual las pequeñas buscan vestirse como grandes, ya que, que se realice de manera lúdica esporádicamente no parecería presentar situaciones problemáticas.
El conflicto surge cuando la niña se queja si no puede llevar esa vestimenta a otros ámbitos, dejando entonces de ser un juego para pasar a ser un requerimiento diario a la hora de vestirse.
“¿Pero a qué edad? ¿Estimulo la compra? ¿Hay momentos para cada tipo de vestimenta? Me divierte que se vista igual que yo”, son preguntas que se hacen desde Momento Cero para los padres.
En respuesta a estas incógnitas, la licenciada Adriana López (co-fundadora de Momento Cero) indicó que “desde pequeñas las nenas mueren por vestirse de princesas y ponerse los tacos de mamá en una actividad lúdica, divertida y placentera”.
“Circunscrito en un juego, quizás muchas cosas se permiten: usar maquillaje de grandes, pintarse las uñas, lucir ropa y accesorios de chica grande. Pero qué pasa si eso va tomando otro color y la nena dice: ‘si no llevo las uñas pintadas como hace fulanita no quiero ir al jardín’. Si dejamos que invada más allá de los espacios de juego y se transforme en vestirse como una nena más grande, hasta sexy, podemos estar favoreciendo agrandarnos antes de tiempo”, agregó.
Más allá de que pueda resultarle divertido a los padres ver a sus niñas vestidas como chicas o mujeres más grandes. “Se pueden estar corriendo riesgos que quizás los padres no avecinan en el momento actual, sino que se darán cuenta más adelante, posiblemente en la adolescencia, cuando parezca más grande y la sociedad exija de ella algo que su mente no entiende o no sepa cómo salir de alguna situación desagradable”, explicó Canzutti.
Resulta importante entonces que la madre, padre, o ambos, puedan establecer los límites entre el juego y la realidad cotidiana, prestando atención y comprendiendo que, si bien cada cual debería poder vestirse como quiera, hay ciertas edades en las cuales es mejor preservar y moderar algunos aspectos de la vestimenta.
“Muchas veces por no tomar conciencia, por favorecer porque es divertido verla como una nena sexy, perdemos de vista el recorrido personal y necesario en tiempo y forma que hace cada persona en lo físico, madurativo, emocional, social y sexual. De alguna manera podríamos estar interfiriendo al desarrollo natural del ser mujer de esa niña”, finalizó.
Sobre Momento Cero
Momento Cero es una institución destinada a trabajar en la prevención primaria de la salud física y mental de los individuos, intentando prevenir la enfermedad y los desórdenes emocionales.
Está integrada por un grupo interdisciplinario de psicólogos, pediatras, nutricionistas, psiquiatras, puericultores, abogados y profesionales del yoga que atienden cada caso desde una mirada integral de la persona y su entorno.
Desde hace tiempo se encuentran abocados a favorecer el crecimiento de niños emocionalmente estables, que puedan lograr un desarrollo óptimo de todas sus capacidades, a través de la formación de vínculos sanos y el establecimiento de un apego seguro.
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