Hijo del reconocido ex tenista Javier Frana, el joven de 20 años encontró la pasión en la ovalada y desde ese momento, no paró más. Hoy, es una de las revelaciones de Alumni.
El living de la casa de Javier Frana parece al de cualquier persona: fotos familiares, sillones y un televisor. Nada de raquetas ni imágenes de sus 11 años como profesional. Tampoco luce la medalla de bronce de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, obtenida junto a Christian Miniussi, que él mismo reconoce que no sabe dónde está. Pese a todo, la casa respira deporte: a los 50, él es comentarista en ESPN, y su hijo Lucas, de apenas 20, es el apertura de Alumni, equipo revelación en el torneo de la URBA (los de Tortuguitas van terceros en el Top 12).
“Arranqué en el rugby por amigos del colegio. Yo jugaba al tenis y también había probado con el fútbol”, contó el joven que a los 12 dio por terminada su carrera como profesional pese a que tenía talento. “No sabía si quería eso para el resto de mi vida”, agregó quien empezó con la ovalada de infiltrado, sin el consentimiento de su papá.
“A principio de año, en un torneo sub 12, después de ganar tres partidos, empezó a decir que le dolía la panza. Repitió lo mismo en el Buenos Aires Lawn Tennis, pero lo convencí y jugó: ganó 6-0 y 6-0, pero ése fue un quiebre, porque él la pasó mal en la cancha”, cuenta Javier, quien veía condiciones en su hijo.
A su vez Lucas, siempre aseguró que nunca sintió presión de su padre a pesar de la difícil decisión. “No era por mi papá, sino que sufría: cada vez que me equivocaba era un punto más, volver a empezar. En el rugby me pasa muchísimo menos, no estás solo, es todo un equipo”, contó en charla con el Diario Olé.
Cuando colgó la raqueta y se calzó los botines para ir a Tortuguitas, la familia no estuvo tan contenta. El recuerdo de la fractura de un codo cuando apenas tenía 5 años jugando con una ovalada estaba latente.
“Como él sabía que yo no quería que hiciese rugby, me decía que iba a ver a sus amigos. Pero yo notaba que cada vez venía más sucio, con manchas verdes y no me reconocía que jugaba. Así habrán sido tres meses. Después otro papá me dijo: ‘Lo que juega Lucas al rugby. Quité mis prejuicios y lo fui a ver”, explicó el hoy comentarista de televisión.
Finalmente, Lucas sentenció: “me encanta que vaya. Cuando está, me doy cuenta, siempre está escondido con mis hermanitos más chicos. Mi mamá es la que va casi todos los partidos. Le gusta estar ahí, aunque no sé cuánto entiende, ja”.
Foto: Bigfoto
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