La Reserva Natural de Pilar lanzó un firme pedido a la comunidad para que este fin de año, especialmente en la celebración de Año Nuevo, se evite el uso de pirotecnia, alertando sobre las graves consecuencias que estos productos tienen tanto para los animales como para el medio ambiente.
La entidad recordó que la pirotecnia va más allá de un simple espectáculo de luces y ruido, detrás de cada explosión hay efectos negativos que afectan a los seres vivos y al entorno.
Los animales, especialmente perros, gatos y aves sufren un estrés extremo por los ruidos fuertes, lo que puede llevarlos a entrar en pánico, huir o incluso lastimarse en su intento por escapar. La situación es aún más alarmante para los niños con autismo, ya que los estruendos pueden desencadenar crisis que alteran profundamente su bienestar y el de sus familias.
Además, la pirotecnia tiene un impacto ambiental considerable, ya que los fuegos artificiales liberan sustancias químicas tóxicas que contaminan el aire, el suelo y el agua, dejando residuos peligrosos y afectando la salud del ecosistema.
En este contexto, desde la Reserva se hace un llamado a la responsabilidad, invitando a los vecinos a buscar alternativas que no perjudiquen a los demás. “Celebremos con empatía y responsabilidad, buscando alternativas que no dañen a los demás. La verdadera magia de las fiestas está en el amor, no en los estruendos”, subrayaron.
La normativa municipal sobre la pirotecnia
Cabe recordar que hay una normativa vigente en Pilar desde 2020, que prohíbe tanto la comercialización como el uso de productos pirotécnicos que superen los 84 decibeles al explotar. Esta legislación abarca productos como petardos, fuentes, foguetas, morteros y cañas voladoras. La normativa busca proteger a los animales, a las personas con TEA y al medio ambiente de los efectos negativos que genera la pirotecnia.
Aquellos que infrinjan esta medida enfrentan sanciones económicas que equivalen a 100 salarios mínimos municipales, además del decomiso de los elementos pirotécnicos y la clausura temporal del local comercial involucrado, con penas que van de cinco a 10 días.
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