Los vecinos suelen verla caminar por las calles cercanas a la estación hace más de una década. Tras la muerte de su hija y luego de su marido entró en un cuadro de depresión. Con la colaboración de una trabajadora social y otros allegados obtuvo su DNI.
Ana María Bertolotti es el nombre de la mujer que muchos vecinos pilarenses ven, todos los días, caminar por la zona de la estación, aparentemente sin rumbo fijo, en condiciones sumamente precarias. Pero Anita, como le dicen en el barrio, realiza el mismo recorrido todos los días, desde su casa en Villa Verde, cruza las vías muertas, luego las del ferrocarril San Martín, y luego se dirige por la calle Sarmiento, desde las 7 de la mañana hasta las 7 de la tarde. Recientemente se rompió la cadera, por lo que debió someterse a una cirugía, y mientras se encuentra en recuperación, debió interrumpir sus largas caminatas. Pero dentro de ese incidente tuvo una buena noticia, y es que obtuvo su Documento Nacional de Identidad. En ese proceso la acompaña Patricia Gautter, trabajadora social del Municipio, que empezó a seguir el caso de Anita hace cuatro años.
Ana María nació un 30 de diciembre, se presume que de 1949, por lo que tendría unos 67 años. Tiene demencia senil progresiva con deterioro cognitivo, que empezó a tratar psiquiátricamente por primera vez hace un año. El origen de sus desdichas fue el femicidio que terminó con la vida de su hija Betty, hace quince años, y la muerte de su marido al año siguiente. Anita quedó sola con su hijo Carlos, que padece un retraso psicológico, y empezó a caminar interminablemente, y a descuidar de sí misma.
Patricia tardó dos años en lograr ayudar a Ana María. “Primero hubo que establecer un vínculo de confianza, y luego ella fue permitiendo, a su tiempo, seguir avanzando. Fue muy difícil” contó la trabajadora social a Resumen. De a poco, se pudo retomar la causa judicial para que Anita dejara de ser una NN, se logró que empezara un tratamiento psiquiátrico, llevarla al hospital, todo a partir del impulso de Patricia, y otras personas que ayudan a Ana, como su hijo Carlos, o Marcelo, curador de Carlos, quien se hizo cargo de la reforma del hogar de ambos, así como otros vecinos e instituciones. Luego de que se fracturara la cadera, se logró un mayor acercamiento. Ya con su DNI en mano, el próximo paso será lograr jubilar a la mujer, para que tenga mayor protección y cobertura social.
“Anita tuvo casa siempre. Ella se iba muy temprano a caminar, salía a las 7 de la mañana y volvía a las 7 de la tarde, siempre con el mismo recorrido” contó Gautter. “Logramos ordenarla psiquiátricamente, que se avance desde el juzgado con su inscripción de nacimiento porque es NN, no tenía documento. Es mucha gente la que colaboró. Por primera vez tiene servicios básicos como luz, agua, televisión. Pero el mayor logro es la estabilidad psicológica de Anita”.
Actualmente Ana María permanece en su casa mientras se recupera de la operación de su cadera. Van a cuidarla diariamente desde el Municipio, y hay que cambiarle al menos día por medio el colchón y las sábanas, ya que no puede levantarse y no se deja cambiar fácilmente. Quien desee colaborar con pañales, sábanas, colchones o algún elemento de este tipo, puede llevarlos a Ferreyra 1555.
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