El reconocido boliche que estaba cerca de cumplir dos décadas en el distrito bajó la persiana definitivamente, y sus dueños hablaron de un desgaste producido por la corrupción que los rodeaba.
Los jóvenes del distrito se hicieron eco del cierre de uno de los boliches más característicos de Pilar, que durante casi dos décadas le dio vida nocturna a la calle Chacabuco a metros de Pedro Lagrave.
La decisión de sus dueños de cerrar definitivamente las puertas del establecimiento tomó por sorpresa a muchos, y la falta de una explicación dada en público despertaba el interrogante de los muchos que extrañarán a La Colmena. Sin embargo, días después de que se conociera la noticia, uno de los propietarios se expresó en las redes sociales con una sorpresiva respuesta a esa duda colectiva.
“Ganó la corrupción”, fue la fuerte y directa manifestación de Diego Percivaldi en Facebook, que explicaba como presiones poco leales terminaban desgastando el trabajo de uno de los lugares más ejemplares y emblemáticos de Pilar.
“Todos preguntan qué pasó, ¿por qué cerró? La respuesta es simple. Ganó la corrupción”, indicaba en su posteo el dueño de La Colmena, el cual luego borró alegando que la idea era que no se utilizaran esas palabras de descargo de una manera política, ya que no era esa la finalidad.
“La Colmena trabajó durante más de 19 años de forma ejemplar, generando puestos de trabajo genuino, cumpliendo al máximo todas las leyes de índole municipal, provincial y nacional. Fueron 19 años de trabajo responsable y honesto, sin ninguna denuncia, multa, llamado de atención, o infracción cometida. Sí, ninguna. 19 años con el orgullo de nunca haber pagado coimas, y que increíblemente fue nuestra condena”, había manifestado. Algo que según su relato no se correspondía con las frecuentes visitas de inspectores que llegaban en muchas intenciones con intenciones, y otras veces convirtiendo en hechos los pedidos de coimas.
“Los últimos años comenzaron a venir inspectores que con amenazas nos obligaban a cerrar una hora antes que al resto de los locales. Más inspectores que nos prometían no dejarnos trabajar si no arreglábamos. Les explicamos que preferíamos cerrar antes que arreglar. Ellos cumplieron sus promesas, nosotros la nuestra. Ganó la corrupción ¡Hasta siempre!”, cerró en su descargo uno de los propietarios.
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