Sábado 23 de Noviembre de 2024

Jorge Oyhanart: "Un 80 por ciento de los pilotos corren porque es redituable"


  • Sábado 22 de Agosto de 2015
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El Vasco abrió las puertas de su taller para compartir sus enriquecedoras anécdotas desde el inicio de su carrera como piloto profesional. Hoy, es preparador, mecánico y dirigente de la ACTC. Un camión, diferentes prototipos estacionados, afiches colgados con imágenes de los innumerables logros, una copa de su hijo y el rugido de los motores siendo banqueados por los mecánicos, decoran y ponen a tono de la pasión fierrera desde el primer minuto en que se entra al taller de Jorge Oyhanart. “Estamos ultimando detalles”, comenzó señalando el dueño de casa. Icono indiscutible de Ford y en plena partida hacia el autódromo de Olavarría para este fin de semana disfrutar una nueva fecha del TC y TC Pista, “El Vasco” se tomó un break para refrescar junto a Resumen los viejos momentos en sus 13 años de carreras y apuntar a la actualidad de los pilotos y las categorías a 22 años de su retiro oficial. Jorge nació el 19 de mayo de 1948 en el vecino partido de Exaltación de la Cruz, y se inició en el karting en 1970. Fue quinto en el Campeonato Argentino de Fórmula Junior, y compitió en Fiat Libres 1000, coronándose en 1976. Entre 1977 y 1980 participó en TC del Oeste y obtuvo el campeonato en 1978, para luego, en 1981, dar el salto al Turismo Carretera, donde siempre corrió con la marca Ford. Hoy es dirigente de la ACTC. ¿Cómo comenzó el amor al automovilismo? Todo empezó cuando tenía 13 años, en Pilar muchos recursos no había en ese entonces, por lo que decidí irme a trabajar a un taller. Empezamos corriendo en motos para luego pasar al karting, donde comencé a correr más profesionalmente en el TC del Oeste, el cual era más fuerte que el Turismo Carretera. Cuando pasamos al TC, grandes empresarios comenzaron a ser nuestros sponsors, pudimos comenzar a ser conocidos. En el 93 la última carrera que corrí, fue en Lobos, gané la serie pero en la final rompí un balanceador, y en medio de una gran bronca me dije `No corro más` y así fue. En ese momento Mariano (hijo) ya quería empezar a competir. En 2001 nos agarró el famoso corralito, y tuvimos que comenzar a dedicarnos a la preparación de autos en la mecánica. ¿En algún momento sintió que fue de manera precipitada su retiro? No fue algo que venía masticando y analizando de dejar o no, cuando decidí que no iba a correr más, lo cumplí. Tal fue el extremo, que nunca probé el auto de mi hijo, yo simplemente lo aconsejaba sin presionarlo en ningún sentido. El automovilismo es algo que te sale de adentro, si bien hay una especie de reglamento que te da los primeros pasos, eso no te garantiza que vayas a tener éxito. ¿Qué se siente llegar a ser la cara de un pueblo a nivel deportivo? Yo siempre lo tomé como una pasión, no soy un tipo sofisticado ni me agarro de mis logros. En ese momento, el automovilismo era una pasión para mí, ya que no se hacía por dinero ni por ganar recursos, tal es el caso que a pesar de que yo tenía mi empresa de camiones, los sponsors tenían que darme una mano porque sino no había chance de que yo saliera a correr. En ese entonces, el Parque Industrial recién se estaba construyendo por lo que Pilar se estaba haciendo poco a poco. En ese momento, había solo una carrera por mes, así que nuestro trabajo era pura y exclusivamente con el auto. Sin embargo, tiene sus pro y contras, fueron 13 años en los que me perdí cosas como fiestas del colegio de mi hijo, y solo me dedicaba a todo lo relacionado al automovilismo. ¿Piensa que los pilotos de hoy sienten lo que usted sentía en ese entonces? Para nada, un 80 por ciento de los pilotos corren por el simple hecho de que es redituable. En nuestro caso, la plata debíamos ponerla nosotros junto a los empresarios y no nos quedaba nada, sin dudas, en la actualidad un piloto de Turismo Carretera gana y mucho.          ¿Cómo fue la experiencia de viajar al exterior y participar de las 24 horas de Daytona? Fue algo increíble. Viajaron los que mejor estaban en el ranking en el Turismo Carretera, y en ese momento me encontraba en la cuarta posición. El piloto argentino tiene muchas posibilidades de competir en Estados Unidos, sin embargo, se hace casi imposible mantenerse con los costos. Con el idioma me manejé muy mal, pero lo que rescato es que el dueño del equipo vino a buscarme a Argentina dos veces para llevarme a trabajar con él. Obviamente ninguna ocasión fui, solo acepté ir a correr una carrera de ocho horas a Venezuela. Yo estaba bien en mi país, allá te reciben bien como turista, pero cuando notan que podés progresar su actitud cambia completamente Si bien el auto se paró en reiteradas ocasiones, logramos el octavo puesto, algo que hasta el día de hoy valoro. Hoy en día sigo yendo a las carreras de TC y la gente se sigue acercando a pedirme fotos ¿Qué recuerda de las épocas en las que se corría alrededor de la plaza? Inauguramos junto a la Asociación Argentina de Karting la doble mano alrededor de la plaza 12 de Octubre, no me fue muy bien. Cuando venía ganando se me cortó la cadena dejándome a pocas vueltas de que termine la final, pero era la esencia del karting. Es más, en ese entonces lo hice en alpargatas, el calzado que estaba de moda. Hoy lo veo como algo raro, ya que después comenzaron a utilizarse los buzos anti flama y las reconocidas botitas, lo mismo pasó cuando corríamos con los Fiat, lo hacíamos en jeans, y en el caso de los guantes nunca alcancé a usarlos. ¿Cómo fue correr con un sacerdote? Era nada más y nada menos que el cura párroco de Pilar, Marco Esperón. La adrenalina de ser copiloto era muy grande, lo invité pero con una gran inconciencia de las consecuencias que podía traer. Él quería correr y lo hizo por cinco carreras, se le complicó un poco porque era muy difícil conseguir el permiso necesario para competir, fue toda una revolución. Tuve muchos acompañantes, él lo hacía muy bien, es más, podría haberlo usado pero no lo hice. ¿Qué conclusión saca de la tecnología hoy utilizada en las categorías y lo que era correr en su época? Es un factor que está presente en todas las divisionales, en mi momento yo hacía todo el labor. Hoy los corredores tienen que depender de un preparador mecánico, un ingeniero de pista, cuatro personas más, y con la suma de sueldos se puede deducir lo que cuesta tener un auto de carreras de gran nivel. Ahora las categorías zonales se están volviendo un poco más populares porque el piloto todavía tiene mucho que ver en el tema. Hay muchas computadoras que detectan si el piloto sirve o no, es decir que a diferencia de nuestro automovilismo donde corren muchos que posiblemente nunca tengan la posibilidad de ganar, en Estados Unidos si no tenes las cualidades no entras. Muchos corren para ganar y otros para acompañar. Muchos comparan a Matías Rossi con Traverso… El flaco Traverso fue un piloto inteligente como nadie, se hacía respetar mucho arriba y abajo del auto, los mecánicos le tenían miedo, por lo que el auto siempre andaba bien. El Granadero es un chico que está muy bien y que por sobretodo maneja muy bien el marketing, algo que le facilita poder estar entre los mejores equipos. De nuestro pueblo, es de lo mejor que ha salido. Se dedica solo al automovilismo, profesional por demás. Salir campeón de TC no es fácil, y más si te ponen palos sobre las ruedas. En este país, al que sale victorioso siempre se lo combate. Él pudo saltar esos obstáculos y hoy en día es el mejor piloto de la República Argentina, no creo que haya otro. Rossi está en desacuerdo, pero usted, ¿qué concepto tiene sobre el reglamento abierto? Ha cambiado mucho la parte dirigencial. Hace unos años teníamos un autoritarismo pero hoy en día no existe. Rossi puede decir lo que quiere con respeto, pero si lo dijera frente a los dirigentes sería mucho mejor. El piloto se expresa y hay veces que sin querer daña a otro, es decir que puede no gustarle lo que está viendo hoy en día, pero hay otros secuaces que están esperando lo que digas para dañar a la categoría. ¿Qué piensa sobre la incursión de los pilotos a temprana edad? Lo tratan como de quién es más rápido, desde el lado de la inconciencia. Cuando tenés 16 años no pensás lo mismo que cuando tenés 25. Cuando comencé corriendo en el TC tenía 27 años, pero los que corrían tenían 50, lo mismo que sucede ahora pero con distintas edades. Siempre dije que los pilotos tendrían que ser huérfanos, porque los padres   solo piensan en ganar carreras, pero los chicos deben ir aprendiendo de a poco y hacer su camino. Muchos dicen que el autódromo de Buenos Aires será derrumbado y otros que será privatizado… Es increíble porque yo estuve presente cuando le pusieron el nombre que lleva hoy en día, gané en el TC y en el podio apareció Oscar Gálvez para entregarme el premio. Es muy complicado de mantener, está lleno de gente que estafa en las entradas y los distintos mercadeos que se manejan, no sé cuál será el futuro en concreto y creo que todos están con la misma duda. Sin embargo, tenemos el autódromo de La Plata, el cual cuenta con el museo del automovilismo y con toda la historia del Turismo Carretera, y va a estar mi auto, el cual estoy restaurando hace tiempo, el mismo con el que fui subcampeón y gané las seis carreras. Es increíble porque está con un 90 por ciento de sus cosas originales, pero el retraso viene porque no tengo demasiado tiempo para ocuparme de él y la preparación de los motores para las categorías que manejamos en el taller. ¿Qué puede decir sobre la ex presidencia de Oscar Aventín y hoy en día el mandato de Hugo Mazzaccane? El mandato de Aventín fue muy exitoso. Fue muy triste ver la manera en que se fue, pero él y su hijo decidieron ir por ese camino y yo no puedo hacer nada al respecto. Sé lo que pasó realmente, pero no puedo hacerlo públicamente. Su decisión fue una sorpresa que me afectó mucho personalmente, era algo que no me lo esperaba. Habría que preguntarle al actual presidente qué fue lo que pasó realmente. ¿Qué recomendación le daría a los pilotos que están dando sus primeros pasos en el mundo motor? Todos los logros se obtienen con trabajo y perseverancia, todos quieren ser los número uno, pero no todos llegan a cumplirlo, el primero corre gracias al último y viceversa. Tal como dijo Fangio: No creerse el mejor, sino trabajar para poder serlo. Belén Gómez Matías Mestas

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