El amante motero cuenta cómo nació su pasión, las travesías que realizó y las que vendrán. Acaba de llegar de una exposición de motos multitudinaria que se llevó a cabo en Gualeguaychú y contó con la participación de 5 mil máquinas.
“La historia de una pasión”, así define Gilbert Iacometti su vínculo eterno con las motocicletas. El reconocido médico pilarense viajó a Entre Ríos para asistir al clásico encuentro de estos vehículos que se realiza de forma anual y es apodado “Expo Moto Gualeguaychú”.
“Los amantes del motociclismo buscamos eventos como este. Nos reunimos en cualquier parte del mundo y disfrutamos siempre”, comenzó relatando Iacometti en una cálida charla con Resumen. “En esta oportunidad nos juntamos un grupo de personas y viajamos hasta Gualeguaychú. Llegamos temprano asique tuvimos todo un día para recorrer ese hermoso lugar, participamos del evento y luego partimos por la tarde para no llegar tan de noche a Pilar. Fue una experiencia hermosa”, añadió.
A lo largo de todo el fin de semana se acercaron agrupaciones moteras de todas partes del país, e incluso internacional, lo que reunió unas 5 mil máquinas que se lucieron hasta caer el sol. Así también, además de apreciar los diferentes modelos y decoraciones con las que cada dueño personaliza su ‘tesoro’, también hubo demostraciones de las grandes marcas de motos como Ducati, Kawasaki, Polaris, Jawa, MV Agusta, Aprilia, BMW, KTM, Honda, Suzuki, Guzzi, Vespa, Corven Bajaj, Guerrero, entre otras, que le dieron la jerarquía a este evento multitudinario.
Para entender un poco más acerca de esta pasión, Iacometti nos cuenta cómo inició su amor por las motos y porqué tuvo que dejar de lado ese vínculo por algunos años. “Esto es de toda la vida. A los 18 años tuve mi primera moto, me la compré yo, pero la tenía oculta porque a mi mamá le daba miedo. Amaba esa moto. Pero después tuve hijos y tuve que deshacerme de ella, realmente no quería transmitirles esta pasión a ellos porque se trata de una actividad muy peligrosa. Después me hice más viejo (risas) y me dije: ¿por qué no?”, relató el cardiólogo que irónicamente, a este último viaje fue acompañado por uno de sus hijos, Juan Manuel. También fueron de la partida Luis Milutinovich, José Luis Ponti, Guillermo Pandolfo y Alberto Demeco.
Hoy en día, Iacometti tiene como su objeto más preciado una BMW GS650, edición limitada por el 30° aniversario de la marca alemana, a la que claramente no cambia por nada. A bordo de ella planea hacer varios recorridos que a veces, por su atorada agenda, debe relegarlos.
“Argentina tiene unos lugares hermosos para recorrer, por ejemplo, Córdoba que es una provincia que para donde mires, tenes un paisaje diferente. Me acuerdo cuando hice mi primer viaje, pasé por la Cordillera de Los Andes en auto y me dije: esto es especial para hacerlo en moto. No lo dudé y con un grupo de amigos volví e hicimos el recorrido arriba de las motos. Fue una experiencia realmente increíble. Después estuve recorriendo Italia, ahí fue donde estrené la moto después del receso, Toscana fue un lugar maravilloso de conocer”, señaló.
En síntesis, la historia de Iacometti como muchas otras, se trata de un amor que no tiene explicación. Los amantes de los fierros sabrán entender de que estamos hablando, pero quienes no, el protagonista se los resumirá de una manera muy simple: “este vínculo que me une con las motos es único. Es sentirse libre, es pensar que volas, es por un rato dejar de ser humano”.
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