El eximio deportista pilarense murió el pasado viernes. Participó en cinco Juegos Olímpicos y en seis Panamericanos, logrando 14 medallas, entre ellas la de oro en Carabina Tres Posiciones en Mar del Plata 1995. Dejó trunco su sueño de crear una escuela de tiro juvenil.
El pasado viernes por la noche, ese pulso tan prodigioso que lo hizo un tirador más que especial le dejó de responder. Alrededor de las 22:30, un paro cardiorrespiratorio no traumático acabó con la vida de Ricardo “Chelo” Rusticucci, sin dudas el máximo deportista que representó a nuestro distrito a nivel nacional e internacional.
En sus inicios, había elegido un deporte poco convencional: el tiro. Había nacido en San Martín el 16 de mayo de 1946 y a los 5 años se convirtió junto a su familia en un pilarense más. Su padre le transmitió la afición a competir con armas de fuego.
Según cuenta Mario Martínez, compañero de trabajo del papa de Chelo, cuando se fundó el Pilar Tiro Club vino una delegación del Tiro Federal. Un novato Ricardo Rusticucci participó de las competencias organizadas para la inauguración y su performance no fue de las mejores.
“Uno de los representantes del Tiro Federal comentó entonces 'ese chico no tiene futuro en el tiro'. Lejos estaba de saber que años después estaría en presencia de uno de los mejores tiradores del mundo. En 1969, con 23 años de edad ganó su primer Campeonato Nacional y de allí no paró más su carrera ascendente durante casi 40 años de trayectoria", contó Martínez.
Cinco Olimpiadas y seis Panamericanos
Chelo Rusticucci integró el seleccionado nacional de tiro en cinco Juegos Olímpicos: Munich ‘72, Montreal ‘76, Los Ángeles ‘84, Barcelona ’92 y Atlanta ’96, y también representó al país en seis Juegos Panamericanos.
Sin dudas el más importante de su carrera fue el de 1995 en Mar del Plata, donde logró la medalla de oro en Carabina Tres Posiciones, marcando un nuevo récord en la especialidad.
Tantos méritos en los polígonos le valieron también ser Olimpia de Plata en cinco oportunidades, siendo ya conocida su figura en las transmisiones televisivas del importante evento.
En el plano personal, Rusticucci se ganaba la vida como afilador de herramientas de corte en su taller, montado en su propia casa. Siempre dispuesto para atender al periodismo local, Chelo renegaba siempre del escaso apoyo oficial a la especialidad en nuestro país.
Era imposible después de tantas participaciones a nivel internacional comparar lo que contrariamente sucedía con los equipos de tiro de los países de elite, donde los tiradores contaban con todos los medios para un entrenamiento serio y eficaz.
“Acá nos tenemos que comprar hasta las balas”, comentó alguna vez Chelo, que envidiaba sanamente a tiradores que podían practicar todos los días en los mejores clubes de tiro y con todos los recursos a disposición del deportista, en una disciplina considerada amateur.
Vecino ejemplar, era un continuo habitué del Club Atlético Pilar, institución de la que fueron socios sus padres y donde tuvo continuidad su hijo. Retirado ya de la competencia activa, Rusticucci quedó como entrenador del equipo de Buenos Aires hasta el año 2007.
Falleció dejando un sueño incumplido: crear en Pilar una escuela de tiro juvenil. Los restos de Chelo fueron despedidos en la Casa Velatoria Ponce de León, y fueron inhumados el pasado domingo en el Cementerio de Pilar.
Motivo de consulta permanente sobre el tema inseguridad, Chelo Rusticucci siempre desalentó la idea de tener armas para defensa personal en los hogares. “Para tener un arma de fuego en la casa, lo primero de lo que hay que estar convencido que eventualmente es para usarla y para eso hay que tener un entrenamiento constante, ir a los polígonos y practicar continuamente. Por eso yo no aconsejo tenerlas, porque puede ser contraproducente. El delincuente por lo general sabe mucho mas del uso de un arma de fuego que el vecino común”, explicaba el tirador.
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