Jueves 23 de Octubre de 2025

El Negro Manuel, custodio de la Virgen de Luján, camino a su beatificación

El Vaticano aprobó la validez jurídica de la causa de beatificación del Negro Manuel, el fiel custodio de la Virgen de Luján en el siglo XVII. Su historia, ligada al “milagro de Zelaya” que dio origen a la patrona de la Argentina, avanza así un paso más hacia el reconocimiento de su santidad.


  • Jueves 23 de Octubre de 2025
Negro Manuel

El Vaticano aprobó la validez jurídica de la documentación presentada por la causa de beatificación del Negro Manuel, el fiel custodio de la Virgen de Luján en el siglo XVII. El anuncio fue realizado por el Arzobispado de Mercedes-Luján, que destacó que este paso “significa que todo lo realizado en la fase diocesana ha sido aprobado por la Santa Sede”. Con ello, se consolida el proceso que podría llevar a los altares al primer afrodescendiente esclavizado de la historia argentina.

La historia del Negro Manuel está íntimamente ligada al nacimiento del culto de la Virgen de Luján, patrona de la Argentina. En mayo de 1630, dos imágenes de la Purísima Concepción de María llegaron al puerto de Buenos Aires procedentes de Brasil, enviadas por un hacendado portugués que deseaba construir una capilla en Sumampa, en la actual provincia de Santiago del Estero. Las figuras fueron colocadas en carretas que emprendieron viaje hacia el norte, pero al pasar por la estancia de Rosendo de Trigueros, en la actual localidad de Zelaya, ocurrió el hecho que cambiaría la historia.

A la mañana siguiente, cuando intentaron continuar el trayecto, las carretas no se movieron, a pesar de los esfuerzos de los carreteros y de los bueyes. Sin embargo, al retirar una de las imágenes, la carreta se liberó y pudo avanzar. Los presentes interpretaron el suceso como una señal milagrosa: la Virgen deseaba quedarse en aquel lugar. Así nació el llamado “milagro de Zelaya”, el origen de la devoción a la Virgen de Luján.

En esa misma caravana viajaba Manuel Costa de los Ríos, un joven africano esclavizado, nacido en las islas de Cabo Verde y traído al Río de la Plata desde Pernambuco, Brasil. Había sido bautizado de niño y, tras ser vendido en Buenos Aires, pasó a manos del comerciante y militar Bernabé González Filiano, administrador de la estancia donde ocurrió el milagro. Su amo lo encomendó al cuidado de la imagen, iniciando una relación de devoción absoluta que marcaría su vida y la historia de la fe argentina.

Con el tiempo, Manuel fue liberado por los herederos de su amo y pasó a ser considerado “propiedad de la Virgen”. En una pequeña capilla de barro y paja erigida junto al río, recibía a los peregrinos que acudían a venerar a la imagen, los guiaba en la oración y asistía a los enfermos, a quienes ungía con el sebo de las velas. Los cronistas de la época lo describieron como un hombre humilde, vestido con un saco rústico, de larga barba y profunda fe, viviendo casi como un ermitaño consagrado a su “Ama”, como él llamaba a la Virgen.

Cuando la capilla original fue abandonada, doña Ana de Matos, una mujer de profunda religiosidad, pidió la imagen para trasladarla a su estancia, en el sitio donde hoy se levanta la Basílica de Luján. Pagó 250 pesos por Manuel para que continuara cuidando de la Virgen, asegurando así la presencia del fiel servidor junto a la imagen. Allí permaneció hasta su muerte, ocurrida en 1686, según los testimonios, un sábado, tal como él había predicho después de decir que su Señora le había revelado que ese día lo llevaría a la gloria.

Sus restos descansan a los pies de la imagen de la Virgen, bajo el altar mayor de la antigua capilla de Pedro de Montalvo, ubicada a pocos metros de la actual basílica. Con el tiempo, su figura se convirtió en símbolo de fe, humildad y entrega, y en las últimas décadas su historia fue recuperada por sacerdotes, laicos y organizaciones afrodescendientes que impulsan su causa de beatificación.

El Monseñor Juan Guillermo Durán, actual postulador de la causa, destacó que la vida del Negro Manuel representa un testimonio de amor incondicional y servicio silencioso. “Fue el primero en reconocer a la Virgen de Luján como su Señora, y consagró toda su existencia a su cuidado y a los peregrinos”, señaló.

En marzo de 2025, la documentación de la causa llegó al Vaticano y fue evaluada por el Dicasterio de la Causa de los Santos, que ahora aprobó su validez jurídica. El próximo paso será la declaración de las virtudes heroicas del Negro Manuel, y posteriormente, la comprobación de un milagro atribuido a su intercesión, requisito indispensable para su beatificación.

Más de tres siglos después de su muerte, el testimonio del Negro Manuel sigue conmoviendo a los fieles y trascendiendo fronteras. En él, muchos encuentran no sólo al humilde servidor de la Virgen, sino también al símbolo de una reparación histórica: la del primer esclavo africano que, desde su fe y entrega, ayudó a forjar una de las devociones más profundas del pueblo argentino.

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