El conflicto por el cierre de ILVA Porcellanato, ubicada en el Parque Industrial de Pilar, sumó este jueves un nuevo capítulo con una movilización de los trabajadores despedidos en el centro de la ciudad. La protesta se desarrolló mientras en la delegación local del Ministerio de Trabajo bonaerense tenía lugar una audiencia con representantes de la empresa.
Desde temprano, se llevó a cabo una primera reunión a las 9.30, tras la cual se dispuso un cuarto intermedio. Antes del mediodía, las partes volvieron a sentarse a dialogar en Bolívar e Ituzaingó, donde se encuentra la sede de la cartera laboral. Afuera, decenas de operarios marcharon por la plaza 12 de Octubre y luego se concentraron en las puertas del edificio para reclamar una solución urgente.
La crisis en la firma se desató el pasado 29 de agosto, cuando los 300 empleados que trabajan en la planta llegaron a cumplir con su jornada habitual y encontraron las puertas cerradas con un cartel que anunciaba el cese de actividades. La decisión empresarial fue abrupta y, según denunciaron los operarios, sin instancias previas de diálogo ni explicaciones claras.
La medida dejó a cientos de familias en una situación crítica: los trabajadores no solo perdieron sus empleos de un día para el otro, sino que tampoco cobraron en su totalidad los haberes correspondientes. La empresa solo abonó el 50 por ciento de la última quincena, lo que generó aún mayor malestar.
Frente a esta situación, el Ministerio de Trabajo bonaerense dictó la conciliación obligatoria, que obliga a retrotraer las medidas y mantener las condiciones laborales previas mientras avanza la negociación. Sin embargo, hasta el momento la compañía no presentó ninguna propuesta de solución concreta.
“Nos tomó por sorpresa, nunca hubo señales de que iban a cerrar. La producción estaba normal, no había caída en la demanda”, expresó uno de los trabajadores en diálogo con Resumen. Además, los empleados remarcaron que en las últimas semanas se estaba recibiendo maquinaria nueva para montar una línea de producción, e incluso circuló una convocatoria de personal, lo que acrecienta las dudas sobre la decisión de la compañía.
Mientras el conflicto se prolonga, los operarios insisten en que se cumpla la conciliación obligatoria, se les paguen los salarios adeudados y se clarifique el futuro de la planta. “Queremos una solución urgente. No podemos quedarnos sin trabajo de un día para el otro”, reclamaron frente a la sede de Trabajo local.
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