Pidieron resolver los problemas sin la necesidad de interrumpir vidas humanas y ayudar a las mujeres que viven “un embarazo inesperado o en malas condiciones” para que puedan ser debidamente controlados.
En el marco del prolongado debate por la legalización o no del aborto, los obispos se reunieron en Pilar con motivo de la 115º edición de la Asamblea Plenaria del Episcopado Argentino y se mostraron enfáticos en su oposición a la interrupción de embarazo. Asimismo, pidieron que se defienda la vida humana “desde su concepción” y aseguraron que aún “hay muchas cosas por hacer” en cuanto al acompañamiento de las mujeres que viven un embarazo inesperado o en malas condiciones.
“Nos unimos a todos los argentinos, sean o no creyentes, que tienen esta preocupación y agradecemos a tantas ciudadanas y ciudadanos que con sus testimonios, argumentos y acciones se han destacado durante las últimas semanas como apasionados defensores de toda vida humana”, explicaron a través de un comunicado. Además remarcaron que una nación democrática, moderna y progresista “debe tener la capacidad, el ingenio y la creatividad para buscar soluciones nuevas sin necesidad de matar” o interrumpir vidas.
En la misma línea, mediante el escrito redactado tras la reunión en el Cenáculo pidieron que “no se le nieguen” los derechos humanos a los más “débiles y vulnerables”, porque aseguraron que la realidad de muchas mujeres con intenciones de abortar “tienen que ver con la pobreza no resuelta”. Y se esperanzaron en que el debate “nos permita dirigir la mirada de manera amplia a diversas situaciones que no deberíamos separar”, como lo son –según dijeron- “la defensa del niño por nacer, el respeto a la mujer y el cuidado de su vida, el inmenso valor de la familia y la vida amenazada de tantos argentinos que se debaten en la pobreza y la miseria”.
Al mismo tiempo, se encargaron de imponer una autocrítica al admitir que, tanto la Iglesia como la sociedad, “no hemos hecho lo suficiente” en pos de “acompañar de la mejor manera a las mujeres que han abortado en medio de sufrimientos y límites, y padecen en soledad las consecuencias de esta decisión”. Pero, de todas maneras, continuaron enfatizando su discurso en valorar, tal como pide el Papa Francisco, “la defensa clara, firme y apasionada del inocente que no ha nacido” porque en ese accionar “está en juego la dignidad” de la vida.
Por último, alentaron a los legisladores a que “se atrevan a soñar una Argentina más grande, superadora de recetas de 40 años atrás y a que sean capaces de proponer leyes innovadoras” que protejan tanto “la vida y los derechos” de la madre como “la vida y la dignidad” del hijo. “Nos duele que algo tan grande y esencial como defender la vida nos pueda enfrentar o dividir todavía más. Este momento histórico nos exige luchar codo a codo por los más frágiles de nuestra querida Argentina”, avisaron.
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