Con presencia pilarense, la Diócesis Zárate-Campana peregrinó a Luján

Los fieles locales salieron desde la parroquia Nuestra Señora del Pilar en horas de la noche del sábado. Tras varios años de ausencia, el distrito volvió a participar de la caminata. Las comunidades de la diócesis de Zárate-Campana, entre las que se encuentra Pilar, peregrinaron el pasado sábado al santuario y basílica de Nuestra Señora de Luján, la patrona diocesana, animados por el lema “Con María de Luján, escucha, aprende y anuncia”. Las columnas de fieles de nuestro distrito salieron de la Parroquia Nuestra Señora del Pilar a las 23:30, tomando el camino tradicional, que no es otro que la Ruta 34 a la altura de Ganave, ahora asfaltada. Precisamente, esa fue una de las diferencias fundamentales respecto de la última edición en la cual el distrito participó de la caminata, ya que con lo ocurrido el pasado fin de semana se cortó una racha de varios años sin participar oficialmente del encuentro. Los peregrinos fueron asistidos durante el camino con agua y distintas infusiones para paliar las bajas temperaturas y así llegar a la casa de María, donde tuvo lugar la misa central de la peregrinación diocesana a las 6 de la mañana, presidida por el renunciante obispo de Zárate-Campana, monseñor Oscar Sarlinga. Desde todo el obispado De esta 39va. edición de la Peregrinación Diocesana anual, participaron las comunidades parroquiales de Pilar, Escobar, Campana, Zárate, Baradero, San Antonio de Areco y Exaltación de la Cruz, que conforman la diócesis. El vicario general de la diócesis de Zárate-Campana, monseñor Ariel Pérez, reiteró que la convocatoria del pasado sábado “ha sido una oportunidad de encuentro y de caminar hacia la Madre”. Los peregrinos salieron a las 16 de la Plaza Mitre, en Zárate, y a las 18 desde la catedral de Campana. La columna central pasó a las 21 por Los Cardales (en el partido de Exaltación de la Cruz), a las 23.30 por el Playón y alrededor de las 3 de la mañana del domingo por Open Door, para transitar la ruta 6 durante la noche. “Son aquellos hermanos que la Virgen los ayuda a mantener esa fe verdadera, profunda que quiere ser purificada y renovada cada año y traducirse en la vida cotidiana”, señaló Pérez.