Jueves 25 de Abril de 2024

Con el apoyo de “Palabras del Alma”, adolescentes de una comunidad guaraní comenzaron el secundario

Son Zunilda, Elías y Cristina, residentes de la Comunidad Guaraní “Arroyo Isla”, donde iniciaron sus estudios en la escuela secundaria Instituto de la Madera. Los jóvenes pasan la semana en “La casita guaraní Palabras del Alma”, una vivienda construida en madera por colaboradores de una de las sedes de la biblioteca en Misiones.


  • Martes 14 de Junio de 2022
Palabras del Alma

La comunidad guaraní Arroyo Isla, dista a 35 kilómetros de la ciudad de Montecarlo, el centro urbano más cercano, donde las familias que viven en Arroyo Isla tienen que viajar desde el medio del monte para realizar compras, recibir atención médica o hacer trámites. Montecarlo es una ciudad ubicado sobre la margen del río Paraná, a 80 kilómetros de Posadas, capital de la provincia de Misiones y a 124 de Puerto Iguazú. Se comunica con estas dos localidades a través de la Ruta Nacional 12.

En Montecarlo se ubica también la escuela secundaria de mayor cercanía para varias comunidades guaraníes. La mayor parte de los chicos que finalizan sus estudios primarios, se ven imposibilitados de seguir estudiando dado las comprensibles dificultades para retornar a sus hogares, en el medio de la selva.

“Los habitantes de la comunidad Arroyo Isla, cuando iban a hacer algún trámite a Montecarlo por lo general tenían que quedarse a dormir en la calle o en alguna plaza ya que hay muy pocos transportes que los lleven de regreso a su comunidad –ejemplificó el profesor Hernán Nemi, uno de los principales referentes de la Biblioteca Palabras del Alma de Pilar, que apadrina desde hace tiempo varias sedes de la entidad en la selva misionera-. Por eso nos propusimos construir una vivienda transitoria en un predio fiscal ubicado en un lugar periférico y humilde de Montecarlo, para que los hermanos guaraníes tuvieran un lugar para residir mientras buscaban la manera de retornar a su comunidad”.

“Pero este año nos trajeron la inquietud de que tres adolescentes que habían terminado la primaria querían comenzar sus estudios secundarios en el Instituto de la Madera de Montecarlo. Se trata de Zunilda, Elías y Cristina a quienes decidimos ayudarlos ofreciéndoles la posibilidad de que mientras estudian, residan en la que denominamos “Casita Guaraní Palabras del Alma”. Fue así que en marzo de este año se instalaron allí con la compañía de María, una colaboradora de la biblioteca que obra como cuidadora y tutora de los chicos que empezaron sus estudios con mucha alegría y entusiasmo. Hablamos con la autoridades de la escuela para comentarles la situación de los jóvenes, entre otras cosas el tema del idioma, ya que hablan poco castellano y mayormente se comunican en idioma guaraní”, añadió el profesor.

Un anafe de Pilar a Montecarlo

Pero por supuesto, al instalarse surgieron algunas dificultades, por ejemplo a la hora de cocinar. “Como explicaba, la casita está ubicada en la periferia de la ciudad, en un predio fiscal donde conviven varias familias humildes –detalló Nemi-, la mayor parte de ellas se calefaccionan y cocinan con leña que recogen de árboles de la zona donde viven. Lamentablemente la necesidad de conseguir ramas produjo una depredación forestal en la región y cada vez les es más difícil conseguir leña, por eso hicimos en su momento un llamado a la comunidad pilarense, que siempre es tan sensible a las necesidades de nuestros hermanos guaraníes y nos ayuda, para conseguir la donación de un anafe, con el cual la cuidadora pueda hacerle la comida a los chicos con la alimentación de una garrafa”.

“Gracias a Resumen que se hizo eco de nuestro pedido, se enteró de nuestra necesidad un reconocido y solidario comerciante de Pilar, Fermín González, titular de la conocida casa de venta de equipamientos gastronómicos “Natali”, quien donó el anafe que estaban necesitando Zunilda, Elías y Cristina para poder cocinar antes o después de concurrir a la escuela. Por suerte la cocinita ya está en la Casita Guaraní Palabras del Alma y realmente los chicos están muy agradecidos. Por otra parte, en un sector del terreno implementaron una quinta, en la cual ellos mismos siembran y cultivan verduras y hortalizas que después emplean en la elaboración de sus comidas”.

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