Martes 21 de Octubre de 2025

A 50 años de la habilitación de la red cloacal: una obra que marcó el progreso de la ciudad

En octubre de 1975 se habilitaba oficialmente la red cloacal del centro de Pilar, tras más de una década de gestiones y trabajos iniciados en 1964. Medio siglo después, aquella obra pionera sigue representando un hito clave en la modernización del distrito y en la mejora de la calidad de vida de sus vecinos.


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Red cloacal

Hace exactamente medio siglo, el 27 de septiembre de 1975, el centro de Pilar daba un paso fundamental hacia su modernización: quedaba oficialmente habilitada la red de desagües cloacales, una obra largamente esperada que transformó la calidad de vida de los vecinos y marcó un antes y un después en la infraestructura urbana del distrito.

Según las ediciones de Diario Resumen de aquel año, el servicio comenzó a funcionar tras la disposición oficial N° 02068, firmada por la Dirección de Obras Sanitarias del Ministerio de Obras Públicas bonaerense. La red inicial abarcaba unas 140 cuadras de la ciudad, cubriendo casi todo el casco céntrico, con excepción de algunos tramos aún en reparación. Los frentistas tenían plazo hasta el 31 de marzo de 1976 para solicitar las conexiones domiciliarias ante la seccional local del organismo provincial.

La inauguración formal se realizó el 11 de octubre de 1975, en un acto encabezado por el entonces intendente Daniel “Beto” Ponce de León, junto al Director de Obras y Servicios Públicos de la Provincia y funcionarios locales. También participaron el presidente del Concejo Deliberante, Félix Tropiano, y el concejal Andrés López, quienes en 1964 habían firmado el contrato inicial con el Estado bonaerense para la ejecución de la obra (siendo secretario de Obras Públicas el primero, e intendente, el segundo).

Aquel acuerdo, rubricado más de una década antes, establecía una condición sumamente beneficiosa para los vecinos: los mayores costos quedarían a cargo de la Provincia, evitando reajustes que hubieran resultado “increíbles” tras 11 años de inflación descontrolada. El convenio original —según consta en el archivo histórico de Resumen— fue aprobado por unanimidad en el Concejo Deliberante y preveía que la Provincia financiara el 40% de los trabajos, mientras que el 60% restante sería cubierto por la Municipalidad y los contribuyentes, con pagos escalonados entre 1964 y 1967.

El proyecto había nacido en 1964 (foto) durante la gestión del intendente Andrés López, con el impulso del entonces secretario de Obras Públicas, Félix Tropiano, y la firma del convenio entre el Municipio y el ministro provincial de Obras Públicas, Ricardo Rudi. “El Estado solo no puede realizar obras, se necesita la colaboración del pueblo”, expresaba Rudi en esa histórica reunión, según las crónicas de la época.

Dos años después, en 1966, Resumen anunciaba que la empresa Sincar S.A. se haría cargo de las obras de agua corriente y desagües cloacales, con una partida de 6.800.000 pesos asignada por la Tesorería provincial. Las excavaciones comenzaron en octubre de ese año sobre la avenida Tomás Márquez y la calles Nazarre, donde los vecinos ya veían los primeros caños de cemento listos para ser colocados.

Para 1975, el sueño de más de una década finalmente se concretaba. En la planta depuradora, ubicada en las cercanías de Villa Marista —actual calle Champagnat—, los funcionarios recorrieron las instalaciones, que estaban en funcionamiento desde tres años antes, y celebraron con un almuerzo oficial.

A lo largo de los años, el sistema cloacal de Pilar atravesó distintas etapas. En 1991, durante la intendencia de Jorge Telmo Pérez, el servicio fue privatizado y adjudicado a la empresa Noruzi S.A. (luego Sudamericana de Aguas), con una concesión por 25 años. Un año más tarde, en 1992 (foto), el entonces gobernador Eduardo Duhalde inauguró la nueva planta depuradora local, destacando la importancia del saneamiento urbano para el crecimiento del distrito.

Hoy, al cumplirse 50 años de aquella habilitación oficial, la red cloacal del centro de Pilar sigue siendo un símbolo del progreso colectivo y de la visión de aquellos vecinos y funcionarios que, desde la década del 60, comprendieron la necesidad de invertir en infraestructura para mejorar la salud y el bienestar de toda la comunidad.

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