Es a través de un programa de los ministerios de Salud bonaerense y nacional, en el marco de la semana de concientización. En menos de un año se adhirieron unos 60 establecimientos.
Panaderías de la provincia de Buenos Aires comenzaron a reducir en un 25 por ciento el uso de sal de sus productos, a través de un programa de los ministerios de Salud de la Provincia y la Nación, en el marco de la semana de concientización del uso de sal.
Según informaron desde la cartera sanitaria bonaerense, en menos de un año se adhirieron unas 60 panaderías. Y esa disminución no modifica el sabor de los panificados y ayuda a bajar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, advirtieron.
Mientras que el ministerio de Salud provincial capacita a panaderos en forma gratuita y luego verifica que cumplan con el compromiso acordado y advierten sobre la sal “oculta” en alimentos industrializados.
“Hoy sabemos muy bien que el consumo de sal está directamente relacionado con la hipertensión arterial, el principal factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares y renales”, afirmó el ministro de Salud de Scioli, Alejandro Collia. Y agregó: “Es importante que la prevención empiece por casa: hay que reducir la ingesta diaria de sal y prestar atención al rotulado de los productos que forman parte de nuestra alimentación cotidiana”.
A quienes eligen comprometerse con la reducción de sal, la Oficina de Alimentos del ministerio de Salud de la Provincia les ofrece una capacitación gratuita en buenas prácticas de manufactura, para que los trabajadores de esos establecimientos aprendan la correcta manipulación de los alimentos y las cantidades justas de sal.
Al mismo tiempo, se les otorga una certificación al local por su adherencia que queda plasmado en el local para que la gente sepa que es una panadería saludable adherida al programa.
“Nuestros auditores se encargan además de verificar que las instalaciones de las panaderías se encuentren en las condiciones de higiene y seguridad que figuran en el Código Alimentario y, después, se realiza una toma de muestra de los panificados que se analiza en el Instituto Biológico Tomás Perón, para certificar que realmente se haya disminuido la cantidad de sal agregada”, explicó la directora de la Oficina de Alimentos, Mónica López.
Menos sal, el mismo sabor
Asimismo, a las panaderías que se suman al programa se les entrega una jarra medidora que permite incorporar la cantidad de sal sugerida en la bolsa de harina de 50 kilos, sin modificar el sabor de los panes.
“Con la reducción del 25 por ciento de sal, el sabor continúa siendo el mismo, pero se gana en beneficios para la salud de toda la comunidad, ya que el pan es un alimento muy popular entre los argentinos”, señaló López.
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